LONDRES. - Cada verano, muchos ingleses hacen de diversos rincones de España una pequeña Inglaterra, y Benidorm, la nueva comedia de la cadena británica ITV, aporta una mirada sarcástica, crítica y hasta inquietante de esta realidad cíclica.
Ambientada exclusivamente en el complejo hotelero Solana, de la ciudad mediterránea que da nombre al programa, la historia pone su acento en la convivencia entre distintos estereotipos de veraneantes británicos. No faltan las parejas gay, los matrimonios de clases acomodadas y familias enteras de menores recursos, que empezaron a viajar a España gracias al auge de las líneas aéreas de bajo coste.
Aunque esta idea es explotada en forma recurrente desde diversos niveles en la media hora de duración de cada capítulo, la fuerte caracterización de sus actores principales, Johnny Vegas y Steve Pemberton, como dos archibritánicos en busca de un descanso que nunca logra quebrar las habituales rutinas de su país de origen, representa el rasgo más marcado de lo que su director, Derren Litten, pretende exhibir.
Vegas encarna a Geoff, un obeso personaje del oscuro norte de Inglaterra, que deambula por los alrededores de la piscina del hotel con una gorra de visera con los colores de la bandera británica, traje de baño y sandalias que dejan ver sus calcetines. Casi como si continuara en el interior de un pub de su Yorkshire natal, el hombre, joven aún, intenta probar ante propios y extraños que él es el rey de los concursos de preguntas y respuestas de los que se estilan en las largas noches invernales de su región.
Pemberton, mientras, destaca en el rol de Mick Garvey, un extrovertido padre de familia de estilo más italiano que inglés, salvo por su pasión grupal por el consumo de alcohol que terminará por marcar las primeras vacaciones en España de cada uno de ellos.
También hay otros personajes característicos que, por momentos, parecen confinar a esta telecomedia a los parámetros utilizados por los grandes éxitos de la pequeña pantalla británica de la década de los 70, como Benny Hill, Only Fools and Horses y Monthy Python, donde el humor políticamente incorrecto era la base de los guiones. Esta suerte de revival de estas tendencias se puede apreciar en bromas que incluyen a personas con movilidad reducida, sobrepeso o con un inesperado embarazo, tal como sucede en el caso de la hija adolescente de Mick.
Sin embargo, desde el punto de vista técnico, poco se parece a una comedia de situación. La serie, cuya primera entrega de un total de seis fue estrenada el pasado jueves por la noche, ha sido filmada con recursos propios del rodaje de los documentales -alternando cámaras fijas y flotantes-, hecho que aproxima su estética a la popular serie inglesa The Office y, a su vez, reafirma el traslado de un tratamiento de imagen local a un ambiente que no lo es.
No obstante, y más allá de este detalle, una de las curiosidades de la serie es la escasa participación de los españoles y lo español. Al menos en el primer capítulo, y en el material de promoción de los próximos episodios, la interacción con lo ibérico, más allá de la obviedad del paisaje, sólo se limita a la ligera introducción de una camarera muy sexy, capaz de provocar la admiración de más de un británico veraneante británico en Benidorm o en cualquier punto de Mediterráneo.