El próximo martes se resolverá, al fin, uno de los mayores -y polémicos- interrogantes de la pugna por Endesa. Caja Madrid tendrá que hacer pública su posición oficial como accionista con más peso en el consejo y desvelar qué hará con su partipación del 10%. Su presidente, Miguel Blesa, tiene claro desde hace meses que la OPA alemana representa una oportunidad única para la expansión de la caja. Por eso, propondrá la venta de las acciones.
El problema es que el planteamiento de Blesa requiere la aprobación del consejo de Caja Madrid, que se celebrará este lunes. Y en el seno de la entidad financiera aún persisten las discrepancias sobre el papel que debe jugar la caja en la pugna por Endesa.
En los últimos meses, Miguel Blesa ha soportado las presiones de una parte del PP madrileño, partidario de que Caja Madrid se quede en Endesa para garantizar la 'españolidad' de la empresa. La primera defensora de esta postura es la presidenta regional, Esperanza Aguirre. La dirección del partido en la Comunidad de Madrid planteó fórmulas intermedias que permitieran a la entidad hacer caja sin abandonar el capital. Por ejemplo, la desinversión de la mitad de las acciones. Pero Blesa se opuso a esta salida, ya que Caja Madrid apenas tendría influencia en un consejo ocupado casi en su totalidad por representantes de E.ON.
La estrategia de Blesa consiste en ingresar los más de 4.000 millones de euros que le reportaría la desinversión y buscar oportunidades de crecimiento en Europa del este.
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