Sábado, 3 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6257.
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CRIMEN EN HUESCA / El análisis de los restos biológicos hallados en el coche de la víctima implican a Santiago Mainar en el crimen / Ofreció voluntariamente muestras de saliva / No se descarta que haya más arrestos
Detienen al candidato del PSOE por el asesinato del alcalde de Fago
La Guardia Civil sospechó desde el primer momento de su conocido enemigo personal Santiago Mainar, a quien intervino el teléfono El análisis de los restos biológicos hallados en el interior del coche de la víctima, Miguel Grima, le implica directamente en el crimen
MIGUEL M. ARIZTEGI. Enviado especial

FAGO (HUESCA).- La Guardia Civil detuvo a primera hora de la mañana de ayer en Fago a Santiago Mainar por su presunta relación con el asesinato del alcalde de la localidad oscense, Miguel Grima, cometido el pasado 12 de enero.

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Las pruebas de ADN efectuadas a todos los vecinos del pueblo, poco más de una treintena, relacionarían a Mainar con restos biológicos encontrados en el coche del alcalde, indicaron fuentes de la investigación. El sospechoso fue trasladado al cuartel de la Guardia Civil de Jaca, después de que la Policía Judicial y la Guardia Civil registraran la casa que tiene en Fago, así como su granja, que dista apenas un kilómetro del casco urbano.

Mainar, que ofreció voluntariamente muestras de saliva para ayudar a esclarecer los hechos, había hecho pública a través de distintos medios de comunicación su mala relación con el alcalde, con el que además se enfrentó en las municipales de 2003, ya que el detenido fue el candidato socialista de Fago.

Sin embargo, ninguno de los dos era militante. Según confirmaron vecinos del pueblo, «las rencillas entre ambos eran continuas, aunque fueron buenos amigos en el pasado». De hecho, «fue Mainar quien convenció a Grima para que se quedara en Fago», pues el asesinado antes vivía en Zaragoza. La dedicación profesional de Mainar -era agente forestal y ganadero- también había tensado su relación con la víctima, ya que no estaba de acuerdo -«como muchos otros», afirman los testigos- con la gestión municipal de Grima.

La operación continúa abierta, por lo que no se descarta que se produzcan más detenciones.

El arresto de Santiago Mainar echa por tierra la versión defendida por sus convecinos, que descartaban cualquier relación de los residentes en Fago con el asesinato del alcalde, cuyo cadáver apareció despeñado hace tres semanas en las cercanías del pueblo con un tiro de escopeta de postas en el pecho.

José Ramón, que prefiere dar su nombre de pila como único dato, salió de casa ayer «a primera hora de la mañana, las siete y media o así», para dirigirse al trabajo. «A la salida del pueblo había parado un Opel Vectra, y al pasar por su lado me han dicho que era la Guardia Civil».

El testigo -que, como todos los fagotanos, entregó muestras de saliva a los investigadores- reconocía ayer al mediodía su sorpresa: «En un principio no lo relacioné con lo del alcalde, pero cuando me pidieron que les mostrase la granja, empecé a sospecharlo». Los agentes le dejaron marchar tras recibir su ayuda: querían comprobar si la explotación ganadera cercana al pueblo pertenecía efectivamente al sospechoso.

De acuerdo con la versión ofrecida por testigos presenciales, Santiago Mainar salió de su casa como todas las mañanas y se dirigió en su todoterreno a la granja donde trabajaba. Fue allí donde los agentes le dieron el alto y se lo llevaron detenido. Después de eso, comenzaron a acordonar su casa y las calles adyacentes, así como el camino de acceso a la granja.

Ayer no eran más de 15 los vecinos que permanecían en Fago, por lo que la llegada de más de una treintena de periodistas y muchos más efectivos de las fuerzas policiales alteró, una vez más, la vida diaria de una localidad que no para de sobresaltarse.

Tras recorrer varios kilómetros de angosta carretera, muy peligrosa por la nieve caída, el idílico pueblito pirenaico ofrecía ayer una imagen fantasma. Sólo la pancarta contra el asesinato colgada del balcón del Ayuntamiento, donde se concentraron centenares de personas de la Comarca de la Jacetania al día siguiente de que fuera descubierto el cadáver de Miguel Grima, confirmaba que Fago era una localidad donde, al menos para las Fuerzas de Seguridad, todos los vecinos eran sospechosos.

El único bar del pueblo permaneció cerrado durante toda la mañana, aunque conservaba el cartel que, tras el titular Fago no es New York, se quejaba del precio que el fallecido pedía a sus propietarios por colocar una terraza durante los meses de verano. Las puertas y ventanas de todas las casas de esta localidad estaban cerradas a cal y canto.

Los trabajos de registro, tanto de la granja como del domicilio particular de Mainar, se prolongaron durante toda la mañana y hasta la caída de la noche. El lento goteo de vehículos policiales no ofreció ninguna novedad, y el mutismo de los agentes encargados de la investigación tampoco aportó ningún indicio de si el detenido estuvo presente durante el registro de sus propiedades.

Los pocos que se aventuraban a salir a la calle se mostraban reticentes a hablar con la prensa, puesto que la detención de un convecino y la posibilidad de que no sea el único implicado resquebrajaba la versión que todos defendían: fue alguien ajeno al pueblo quien disparó sobre el alcalde.

Más razones tenían para no hablar porque la mala relación entre el detenido y el fallecido era vox populi. Y es que Santiago Mainar y el alcalde mantenían numerosos desencuentros, sobre todo relacionados con el ganado del primero, que solían dirimirse en los tribunales.

El arrestado, que fue uno de los primeros en prestar declaración tras el asesinato del regidor, «llegó incluso a abrir una casa rural para perjudicar el negocio del alcalde», comenta otro vecino. Casa Tadeguaz y Casa Antoniales, que así se llaman los establecimientos, se encuentran muy cerca una de otra. Ayer nadie respondía al timbre.

La detención de Santiago Mainar llega después de que mostrara sin ningún tapujo la inquina que le tenía al asesinado en varios medios de comunicación. Con el cadáver de Miguel Grima recién encontrado, le acusó públicamente de crear una situación de «miedo» en el pueblo, relata otro vecino, quien, sin embargo, rehúsa confirmar o desmentir esa situación y «prefiere» guardarse su parecer.

Jorge Ramón fue quizá el único dispuesto a hablar durante todo el día, aunque lo que tuviera que decir no era mucho. «Yo no sé nada del tema y no opino nada», decía ante la insistencia de los periodistas.

Sobre las 22.30 horas de anoche, el detenido llegó al cuartel de la Guardia Civil en Jaca, acusado de asesinato. Allí pudieron verle sus hermanos, que lo encontraron «bien» y «tranquilo», según su abogado, Javier Notivoli. Éste, preguntado por los periodistas sobre si Mainar se ha autoinculpado respondió: «A mí no me consta ni que sea cierto ni que no lo sea». Y añadió que aunque lo supiera «no podría decirlo».

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