Armados con baldosas afiladas y cepillos de dientes con punzones, tres internos de la sexta galería de la cárcel Modelo de Barcelona retuvieron durante casi una hora a tres funcionarios a los que causaron cortes y heridas leves, según explicaron fuentes penitenciarias a EL MUNDO. Uno de los reclusos que intervino en los hechos resultó herido grave y fue trasladado a un centro hospitalario ayer al mediodía.
El intento de amotinamiento se inició sobre las 13.45 horas cuando los reclusos José Antonio Romero Amador, Manuel Granero Rubio y José Luis Romero Pérez -todos ellos con atencedentes por agresiones en prisión- regresaban del patio en dirección a las duchas de la sexta galería, en la que están recluídos los internos más peligrosos. Los tres presos se abalanzaron sobre tres trabajadores -dos hombres y una mujer- a los que amenazaron con los objetos punzantes que llevaban escondidos. Los internos pusieron estos objetos en el cuello de los funcionarios. Ninguno de los trabajadores iba armado.
El centro penitenciario activó las alarmas y los protocolos de seguridad para estos casos. Numerosas unidades de la brigada móvil antidisturbios de los Mossos d'Esquadra acudieron a la cárcel, aunque finalmente no entraron en el recinto. Los agentes de la Policía autonómica acordonaron el perímetro de la prisión.
La dirección de la Modelo decidió suspender las comunicaciones que los familiares mantenían con reclusos y fueron evacuados de la cárcel como medida de prevención.
Mientras, en el interior del centro, los tres reclusos amotinados reclamaron a los funcionarios que avisaran al director de la Modelo y que les proporcionaran un teléfono móvil. Fuentes penitenciarias señalaron que la intención de los reclusos podía ser la de fugarse del centro penitenciario, aunque este extremo estaba ayer por confirmar. Durante los minutos que duró el intento de motín, algunos reclusos reclamaron desde sus celdas a sus compañeros amotinados que les dejaran salir, lo que no llegó a suceder.
Diversos funcionarios consiguieron finalmente reducir a los presos aprovechando un descuido de los tres internos. Durante los forcejeos resultó herido de gravedad uno de los presos. Minutos después, una ambulancia trasladó a este recluso al Hospital Clínic, donde anoche permanecía ingresado con pronóstico reservado. Fuentes penitenciarias explicaron que el interno sangraba abundantemente cuando salió de la prisión. Algunos funcionarios que participaron en la reducción de los presos también resultaron heridos con cortes y contusiones de distinta consideración.
Los dos compañeros del recluso que acabó herido fueron inmovilizados e internados en celdas de aislamiento de la sexta galería, en las que se les aplicará el castigo pertinente por su conducta.
Los funcionarios heridos -uno tenía cortes detrás de una oreja- fueron atendidos en la cárcel y posteriormente algunos fueron conducidos a un centro hospitalario, donde recibieron primeras curas.
La Secretaria de Serveis Penitenciaris de la Generalitat anunció ayer que ha abierto una información reservada para conocer los detalles de esta agresión.
El artículo 93 del Reglamento penitenciario regula la modalidad de vida de los presos que están incluidos en departamentos especiales establece que estos reclusos disfrutarán de tres horas diarias de salida al patio pero no podrán permanecer más de dos internos juntos. En el momento en el que se produjo la agresión había tres internos juntos. Fuentes penitenciarias explicaron ayer a este diario que este reglamento se incumple de modo sistemático debido a la masificación del Centro Penitenciario de Hombres de Barcelona, más conocido como la Modelo.
«Déjame salir, que los mato»
BARCELONA.- Durante los tensos minutos que los funcionarios permanecieron retenidos ayer al mediodía en la cárcel Modelo, el interno Alejandro Lafuente Arquero, gritaba a sus compañeros para que le abrieran la puerta de su celda. «Déjame salir, que los mato», repetía este recluso, según explicaron a este diario fuentes penitenciaras presentes en la agresión. Afortunadamente los internos no le hicieron caso y los trabajadores consiguieron reducir a los presos.
Este interno participó en el motín que se produjo el 30 de abril de 2004 en la cárcel de Quatre Camins, en la Roca del Vallès, durante el que acabó gravemente herido un subdirector médico.Manuel Granero Rubio, que ayer retuvo junto a dos compañeros a tres funcionarios, también fue uno de los reclusos que se amotinó en Quatre Camins.
Miguel Pueyo, el responsable de UGT -sindicato mayoritario de prisiones-, aseguró ayer que era sabido «por todos» que se iba a producir «un suceso similar» debido a «la falta de personal y medios de control para internos peligrosos».
«Una cárcel con más de 2.000 internos y con tan poco personal es una olla a presión», señaló Pueyo, que añadió que «hay que felicitar a los compañeros por la profesionalidad que han demostrado, aunque la Administración debería construir centros especiales de máxima seguridad para controlar a esta clase de reclusos».