Lunes, 5 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6259.
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Vecinos de Badalona protestan por segundo día consecutivo contra los 'pisos patera'
Claman contra la inseguridad y piden la dimisión de la alcaldesa de la población, Maite Arqué
JORDI RIBALAYGUE

BADALONA.- Unas 200 personas se manifestaron ayer a las puertas del número 90 de la calle Pau Piferrer del barrio de La Salut de Badalona para pedir el desalojo de los bajos del edificio, donde residen unos 40 inmigrantes rumanos. El sábado, otra concentración similar ya había conseguido el desalojo del segundo piso del mismo bloque, ocupado por una veintena de ciudadanos rumanos.

La convocatoria se convirtió en un clamor contra los denominados pisos patera, inmuebles sobreocupados generalmente por inmigrantes y que, según los vecinos, son una fuente de inseguridad y degradación del barrio. Los manifestantes exigieron la dimisión de la alcaldesa de Badalona, Maite Arqué.

Ayer por la mañana, los 20 ocupantes del segundo piso que habían abandonado la vivienda el sábado optaron por trasladarse a los bajos del bloque, también arrendado por una veintena de ciudadanos rumanos, pese a las decenas de personas que se agolparon a lo largo del día ante el inmueble.

Según corroboraron los vecinos, los inquilinos introdujeron sus enseres y la chatarra que amontonaban en el ático. «Si no fuéramos civilizados, echábamos aquí gasolina y los quemábamos», clamó un vecino a las puertas del piso patera.

Hasta las siete de la tarde, hora en la que se inició la concentración convocada de forma espontánea, los inquilinos rumanos salían de la vivienda con aparente normalidad pese a las increpaciones de algunos vecinos, que cortaron el acceso a la calle con dos contenedores.

Pocos minutos después de las siete y después de que unos vecinos colgaran una pancarta en la puerta de los bajos, tres policías de paisano guardaron la entrada de la vivienda hasta el final de la manifestación. Según los vecinos, la veintena de residentes en el segundo piso pagaban un alquiler de unos 1.100 euros mientras que los ocupantes de los bajos no tienen contrato de alquiler.Ante la mirada de los vecinos, el hijo y la sobrina del propietario de ambas viviendas, un bangladesí que se halla estos días en su país, accedieron al piso con la denuncia por impago presentada ayer en los juzgados de Badalona contra los ocupantes.

Entre los manifestantes, se insistía en que la reivindicación no tenía tintes xenófobos. «En mi escalera viven árabes y chinos», contó una vecina de la calle Pablo Iglesias, «y nunca he tenido problemas. Lo que pasa es que los rumanos no se quieren adaptar e incluso nos roban, y hasta que no se limpie este barrio no pararemos». Por su parte, Demetrio Amorós, residente en el número 92 de Pau Piferrer, explicó que los ruidos que provocan los arrendados rumanos le impiden dormir: «Hace dos semanas tuve que poner doble cristal por el follón que hacen con la chatarra que traen a casa».Según el relato de varios de los concentrados, los inquilinos rumanos ocupan frecuentemente la acera con carros en los que transportan gran cantidad de chatarra.

El líder del PP en Badalona, Xavier García-Albiol, acudió a la concentración y habló con los vecinos concentrados. «Hace cuatro años que ya denunciamos esta situación y esta es la demostración de que el equipo de Gobierno municipal, que nunca ha admitido la existencia de los pisos patera, ha perdido el norte», señaló y, a su vez, reclamó que la Generalitat retire las cédulas de habitabilidad de las viviendas que padecen esta situación.

Los problemas de Pau Piferrer no son un caso aislado en La Salut.Los vecinos comentaban ayer cómo en los últimos meses una furgoneta conducía a ciudadanos rumanos a los diversos pisos patera que hay tanto en esta calle como en otras adyacentes. «El barrio ahora da asco porque el Ayuntamiento lo ha marginado», apuntó un vecino, a la vez que otros testimonios añadieron que «las mafias» controlan otros pisos y que hasta hace unos meses en el número 54 de la misma calle se alquilaban por turnos camas para dormir. «Cuando viene la policía sólo nos dice que no pueden hacer nada y que hay que convivir, pero con esta gente en el barrio no puede ni vivir», narraba enojada otra una vecina.

Entre locales comerciales y viviendas, la Guardia Urbana de Badalona detectó en 2006 176 pisos sobreocupados, sobre todo en los barrios de La Salut y de Artigues. Los vecinos de La Salut decidieron ayer repetir las concentraciones hasta que se ordene el desalojo.


«El barrio está cansado y los vecinos tienen miedo»

BADALONA.- Pese a que el mal ambiente en el barrio se iba fraguando desde hace meses, la situación se agravó el pasado jueves cuando se produjo una fuga de agua fecal en el número 90 de Pau Piferrer del barrio de La Salut de Badalona y motivó la concentración vecinal del pasado sábado por la tarde.

Julio Reyes, que reside junto a su compañera Ester Cabestany y su hija de 10 años desde hace ocho meses en el primer piso del inmueble, aseguró que «la falta de higiene y la chatarra que se acumulaba en la casa» había provocado más de un enfrentamiento con los vecinos rumanos del segundo y de los bajos.

«No entraban en razón por mucho que les hablaras», afirmó Reyes, «porque ellos no hacían más que reírse y mofarse en su idioma y al final el sábado estallé hasta el punto que la Guardia Urbana me tuvo que tranquilizar».

Esta pareja, que dice que los nuevos inquilinos llegaron hace dos meses después de que se marchara de la vivienda un matrimonio también rumano, denunciaron una tentativa de robo a finales de enero cometida por los inmigrantes cuando intentaron, supuestamente, colarse por una claraboya del patio.

A su vez, relataron que los arrendados defecaban en la escalera y hacían ruido por la noche. Según Reyes, en el piso residían habitualmente unas cinco familias y, tanto en los bajos como en el ático, se acumulan entre 15 y 20 personas, aunque señala que cada semana entraban nuevas personas en la casa que se unían a un grupo fijo de residentes.

«El barrio está cansado de esta situación y los vecinos tienen miedo de que esta gente se pase a sus casas», argumentó Reyes.La concentración de ayer por la tarde confirmó el hartazgo vecinal.

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