LEONOR MAYOR
BARCELONA.-
Un cierto estado de confusión se ha apoderado de la Unión Europea (UE) después de que franceses y holandeses dijesen que no a su Constitución. La presidenta alemana, Angela Merkel, intenta por todos los medios resucitar este proyecto que no llegó a motivar demasiado a ningún país. España, por ejemplo, votó a favor del texto, pero en un referéndum que arrojó los datos de participación más bajos de su historia.
Parece que el proyecto europeo ha entrado en crisis justo cuando se cumplen 50 años de su fundación, sellada en 1957 en el Tratado de Roma. ¿Qué es lo que ha fallado? Un grupo de expertos se reunió la semana pasada en el Parlament para tratar de responder a este interrogante convocados por el Consell Català del Moviment Europeu, una organización integrada por ayuntamientos, asociaciones, universidades, empresas, partidos políticos y sindicatos que desde 1949 defiende los ideales europeístas.
El ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol, conocido por su vocación europea, intervino en la jornada, y reclamó la necesidad de poner en marcha una política exterior común, porque «Europa podría ser un interlocutor claro en el ámbito internacional y no un mero espectador».
Pujol señaló también que otro de los problemas de la UE es el desinterés que muchos de los estados miembros han tenido por la población, lo que ha conducido a un envejecimiento de sus ciudadanos.
Para el presidente del Consell Català del Moviment Europeu, Joaquim Llimona, no se puede hablar de crisis, sino de «desorientación».En su opinión, la UE se ha volcado en el proceso de ampliación y ha logrado unos buenos resultados al pasar de 15 a 27 estados miembros, pero ahora es necesaria una reforma para que pueda gestionarse esa ampliación.
Más de 170 personas participaron en esta jornada, que abrió el vicepresidente primero del Parlament, Higini Clotas, recordando que hay que buscar una fórmula para que los ciudadanos se sientan representados por las instituciones europeas.
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