Mientras se despeja el futuro de Endesa, se sigue perfilando el del otro gran grupo eléctrico español: Iberdrola. La Comisión Nacional de la Energía (CNE) ha avanzado ya informalmente al presidente de la constructora ACS, Florentino Pérez, que su pretensión de influir en la gestión de Iberdrola y Unión Fenosa, dos competidores, al mismo tiempo, vulnera la legislación vigente.
Por tanto, una mayoría de la CNE se inclina por otorgar a ACS derechos políticos muy limitados en la junta de accionistas de Iberdrola y vetar su entrada en el consejo de administración de la eléctrica que preside Ignacio Sánchez Galán.
El ex presidente del Real Madrid ha invertido ya más de 3.300 millones de euros en la compra de un 10% de Iberdrola, pese a controlar ya a su competidora Unión Fenosa. Y quiere extraer la máxima rentabilidad a su dinero a la espera de concretar su proyecto de fusionar ambas compañías o vender la más pequeña de ellas, Unión Fenosa.
Pero en la lista de opciones elaborada por el ponente de la CNE que lleva el caso, el vocal José Sierra, ACS podría tener derecho a asistir a la junta general de accionistas y aprobar las cuentas del ejercicio, entre otros puntos. Pero no votar en cuestiones estratégicas, organización de la sociedad o incluso en la política de dividendos.
Participar en la gestión
ACS controla Unión Fenosa casi en solitario. Su participación accionarial supera el 40% y ocupa 11 de los 22 sillones del consejo de administración. A finales del pasado septiembre, la compañía dio otro paso de gigante en el sector eléctrico, convirtiéndose en el mayor accionista de Iberdrola, con el 10% del capital. La CNE autorizó la operación y empezó a analizar la petición de la constructora, cuyo deseo es participar en los órganos de gestión de la eléctrica presidida por Ignacio Sánchez Galán.
Las conclusiones, según las mismas fuentes, estarán listas el próximo día 15 o, a más tardar, tras el consejo del jueves 23. El plazo se ha alargado tras la petición de prórroga de Iberdrola de presentar alegaciones. Ignacio Sánchez Galán tiene que compatibilizar el apoyo a su amigo Florentino Pérez con el de defender los derechos de los accionistas, lo que implica no permitir que empresas competidoras influyan en la gestión de Iberdrola. Según fuentes de la CNE, los abogados de Iberdrola han pedido ya a la institución que se analicen los precedentes. No es la primera vez que los consejeros de la CNE se topan con un conflicto de intereses de este calado y en todos ellos se han limitado o anulado los derechos del solicitante en una de las dos empresas participadas. La Caixa tuvo que elegir entre Endesa y Repsol-YPF y, el BBVA, entre la petrolera e Iberdrola, y eso que no eran competidores tan directos. El Real Decreto-Ley 6/2000 establece que los derechos de voto de un solo grupo en dos competidores no podrán exceder el 3% del capital. Muy por debajo de lo controlado por ACS.
Sin embargo, los abogados de ACS consideran que la normativa deja resquicios. Y la constructora quiere aprovecharlos para ganar la máxima cota de poder en Iberdrola. Sus argumentos son que la asistencia a la junta de las dos compañías no implica influir en sus planes estratégicos. Además, aunque ACS entrara en el consejo de Iberdrola, tendría que abstenerse por la aplicación del artículo 127 de la Ley de Sociedades Anónimas, que obliga a la lealtad de los administradores. Además, hay una red de seguridad, puesto que Iberdrola tiene en sus estatutos la prohibición de que un accionista con conflicto de interés pueda emitir su voto. Es decir, ACS pide derechos políticos, aunque no pueda ejercer muchos de ellos en la práctica.
Amigos dentro de un orden
Fue Galán quien facilitó la entrada de Florentino Pérez en Iberdrola el pasado septiembre. Cuando el Gobierno levantó el veto a la entrada de E.ON en Endesa, Iberdrola corría también el riesgo de caer en manos extranjeras y la entrada de ACS reforzaba su accionariado ante OPA hostiles. La constructora acariciaba así un plan de salvar de paso a Fenosa fusionándola con Iberdrola. Galán se lanzó después a la compra de Scottish Power y Pérez aceptó con la idea de convertirse en el primer accionista de un gran grupo energético europeo sin perder de vista la fusión de Fenosa. Pero una cosa es esta entente y otra que Iberdrola pueda aceptar el precedente de que un competidor adquiera derechos políticos en su seno. «Estamos estudiando presentar alegaciones a la solicitud de ACS a la CNE», afirma un portavoz de Iberdrola, sin dar más detalles.
También sería un caso contra la libre competencia. Iberdrola y Fenosa, juntos, podrían copar el 50% del mercado, si actuaran de forma concertada a través de un accionista influyente.