MADRID. - La grave situación financiera que presentaba Air Madrid a cierre de 2005 hubiera dado razones al Ministerio de Fomento para cuestionar el mantenimiento de la licencia de explotación de la compañía. Sin embargo, Aviación Civil eludió su fragilidad económica y le suspendió la licencia por las deficiencias en el programa de mantenimiento de su flota. Fomento dio varias oportunidades a la aerolínea para resolver sus carencias en seguridad, pero fue incapaz de resolverlas.
Según advirtió la auditora BDO en octubre de 2006, la compañía se «encontraba en causa de disolución» por su delicada situación financiera. En concreto, BDO ponía en duda su continuidad por su estado financiero a fecha del 31 de diciembre de 2005. El auditor revela que en su segundo año de actividad había incurrido en pérdidas de explotación de 8,5 millones de euros y unos números rojos de 13,3 millones (ver gráfico).
Todos los asuntos relacionados con las licencias de explotación de las aerolíneas españolas pasan por las manos de María Victoria Arín, jefa del servicio de análisis económico de la subdirección general de explotación del transporte aéreo de Aviación Civil. La responsable de esa subdirección es María Eugenia Llorens. Casualmente, Llorens mantiene una relación sentimental de varios años con Pablo Morera, gerente de Air Madrid. La pareja ya estuvo en el punto de mira por presunto tráfico de influencias en los 90.
Permiso renovado
A la luz de estos datos, fuentes de Fomento consideran que Aviación Civil debería haberse replanteado el permiso de Air Madrid o, al menos, apercibirle por su dudosa solidez financiera. Cierto es que la licencia de explotación se renueva al cumplirse un año de actividad de la compañía por un plazo de cinco años -el permiso fue renovado el 9 de mayo de 2005-. Pero para conservar esa autorización las compañías deben remitir cada ejercicio a Aviación Civil las cuentas auditadas. Y, por petición expresa, las empresas «deberán facilitar en el momento que se les exija la información pertinente».
El informe de BDO de 2005 justifica las abultadas pérdidas de la compañía en el incremento de su flota, lo que había «generando un crecimiento significativo de la operativa», la redefinición de rutas y el esfuerzo realizado en la promoción y apertura de nuevos destinos. En concreto, el documento al que ha tenido acceso EL MUNDO revela que la empresa propiedad de José Luis Carrillo desembolsó 5,2 millones de euros en la apertura de las rutas y en la mejora de las frecuencias ya existentes.
Las pérdidas de la aerolínea en ese ejercicio se dispararon más de lo previsto, ya que los administradores estimaban cerrar 2005 con unos números rojos de 3,7 millones de euros, casi cuatro veces menos del resultado cosechado. Los fondos propios negativos de la compañía se elevaron a 7,8 millones, «por debajo de la mitad del capital social de la empresa». Pero la aerolínea no esperaba problemas de liquidez, según el informe, debido al cobro anticipado de los pasajes «por un periodo de tiempo superior a la exigibilidad de los pasivos corrientes». Los ingresos de los billetes vendidos y no volados a 31 de diciembre de 2005 se situaron en 19,5 millones de euros, frente a un ingreso global de 153 millones.
Además BDO, en su auditoría, afirmaba que en las cuentas de 2005 había una importante salvedad: «la incertidumbre que pesaba sobre el futuro de la empresa» al no conocerse el «desenlace final de los ajustes que debía acometer para salvarse de la situación de insolvencia». Y advierte que «la capacidad de la sociedad para continuar su actividad dependerá de la capacidad futura de la misma para generar los beneficios necesarios para reestablecer la situación patrimonial, así como el apoyo financiero de sus accionistas», Idéntica salvedad recogía la auditoría de 2004 realizada por KPMG.
Por otro lado, según recoge la revista Aviación Digital, la resolución realizada por Fomento refleja deficiencias en la formación del personal contratado, informa Efe. El Ministerio asegura que «no se presenta evidencia documental de la formación» de tres personas del Departamento de Control de Mantenimiento, de un total de siete, y que sólo uno de los componentes justifica una experiencia previa.