El Grupo Barceló festeja este año su 75º aniversario con el firme propósito de convertirse en los próximos años en uno de los referentes de la industria hotelera a escala mundial. La compañía mallorquina, presidida por Simón Pedro Barceló, se encuentra inmersa en un ambicioso plan de expansión internacional para consolidar en 2010 una cadena de 200 hoteles repartidos por las principales zonas turísticas del planeta. La compañía da por agotado el mercado español -donde gestiona 49 hoteles y 13 más que tiene en proyecto- y apuesta por engordar su negocio en otros destinos turísticos emergentes.
Barceló tiene una situación financiera saneada y recursos para invertir en el exterior: unos 200 millones de euros anuales, según Raúl González, secretario general del consejo. Y eso, sin contar con los ingresos que le reporte la venta de algunos de sus activos. La compañía mallorquina quiere desprenderse de los hoteles de tres estrellas que aún gestiona -un 10% de los que componen su cadena- o remodelarlos para auparlos de categoría. Su estrategia apunta a un cliente de mayor poder adquisitivo y que deja mayor margen de rentabilidad.
Con estos objetivos de desinversión, Barceló espera que se sumen otros 100 millones de euros en su proceso de internacionalización.
«El primer paso en esta operación pasa por EEUU, donde Barceló está buscando algún socio local para crear una compañía en la que tengamos una participación minoritaria», explica González. La inversión en ese país se canalizará a través de grandes núcleos de trabajo y ocio que incluyan palacios de congresos, hoteles, oficinas y centros comerciales.
Además, la filial del grupo hotelero en EEUU, Barceló Crestline, prevé cerrar una operación de compra de cuatro hoteles en Washington, Chicago, Baltimore y Providence por aproximadamente 230 millones de euros.
No menos importante que el mercado estadounidense, es el negocio de sol y playa en los enclaves más demandados del Caribe. A través de la sociedad Playa -que está coparticipada por el inversor institucional norteamericano Merryl Linch, un fondo de Oriente Próximo y Bancaja- Barceló quiere fortalecer su inversión en nuevos alojamientos turísticos. «En esta sociedad tenemos 1.164 millones de dólares para la construcción y la gestión de resorts», apunta González.
Esta sociedad ha comprado ya siete activos en Sudamérica y Caribe, y actualmente está buscando en México, Costa Rica, República Dominicana, Jamaica y Panamá, ubicaciones en las que tiene especial interés en posicionarse.
El grupo presidido por Simón Pedro Barceló no quiere olvidarse de Europa. Turquía es uno de sus objetivos prioritarios entre los países del arco mediterráneo para sus inversiones vacacionales, frente a otros países como Croacia, donde, según González, «hay demasiada estacionalidad y es más difícil rentabilizar las inversiones». Pero dentro del Viejo Continente, la mayor apuesta de Barceló es Alemania y los países del Este.
Precisamente, González asegura que estos últimos destinos presentan enormes oportunidades para crecer. Es más: reconoce que Barceló ha fracasado en esa zona. «Después de establecer hace 13 años nuestro primer hotel en Praga, no tenemos nada y tendríamos que ver qué es lo que ha pasado». Entrar en el mercado asiático es una de las asignaturas pendientes del grupo Barceló. «Estamos totalmente convencidos de que Asia es el futuro».