MADRID.-
Gorka Betolaza Villagrasa es el único de los condenados que a última hora de ayer no había dado señales de vida, y por lo tanto no había podido ser detenido por los agentes de la Ertzaintza.
Se desconoce, por tanto, el motivo por el que no ha secundado la estrategia diseñada tan cuidadosamente por la izquierda abertzale. Betolaza es uno de los más jóvenes de los acusados y, a pesar de que no consta en las primeras investigaciones como uno de los dirigentes de Jarrai-Segi, los tribunales sí le atribuyeron la condición de «miembro activo» de esta organización y le condenaron a cumplir seis años en prisión y otros tantos de inhabilitación por su integración en banda armada, según la última consideración realizada por el Tribunal Supremo.
Ha estado entre los investigados desde el momento en el que se inició la instrucción. Las primeras informaciones, de marzo de 2002, época de su primera detención por este asunto, le señalan como «máximo responsable» en Vizcaya. Su función era impartir instrucciones y fijar directrices «para la ejecución de las acciones delictivas que fija ETA-EKIN, que incluyen no sólo la lucha armada, sino otras formas complementarias de lucha». En los autos judiciales, se aportaban las conversaciones telefónicas que le involucraban.
|