Lunes, 5 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6259.
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La patria es dicha, dolor y cielo de todos, y no feudo ni capellanía de nadie (José Martí)
 MADRID
Después de tantos años de trabajo, felicidades
Luis Vidal

T-4. Dícese de una Terminal kilométrica de reciente creación que cumple un año de servicio al público y que ha generado grandes titulares y muy diversas corrientes de opinión. Hoy hace un año que inauguramos la famosa y esperada T-4. Digo famosa porque ha protagonizado primeras páginas, ha servido de fondo para rodajes de películas, clips de música y spots publicitarios, ha recibido múltiples premios, incluido el prestigioso Stirling, y más importante aún, ha dado cobijo, albergue y cobertura a casi 27 millones de pasajeros. Y digo esperada porque, cuando se convocó el concurso en 1996, Madrid-Barajas ya estaba saturada y pedía a gritos una nueva Terminal. El concurso se convocó en 1996, se adjudicó en 1997, se licitó en 2000 y se abrió al público en 2006. Creo que no existe precedente similar en el mundo. Siento un enorme orgullo por haber participado en el desarrollo y consecución de los objetivos que se marcaron y, sin duda, comparto la ilusión con todos los que nos comprometimos, durante años, a su realidad. A todos los intervinientes, la mayor enhorabuena. Concebimos la T-4 como la puerta de entrada y salida de España: así ha sido; concebimos la T-4 como una Terminal cómoda, fácil, legible: así está siendo. Pero, sobre todo, concebimos la T-4 como un espacio donde todos pudieran transitar de forma afable y sencilla; un espacio para diferenciarnos del resto. Es una Terminal de grandes dimensiones, pero a la vez noble y fácil; el bambú y lucernarios en el techo, el vidrio en las paredes, la piedra caliza en el suelo; la secuencia de espacios transversales y longitudinales; el sistema de colores; todo ello para procurar la orientación del pasajero, reducir su ansiedad y crear un espacio robusto que perdure en el tiempo infinito de los múltiples cambios que toda terminal digiere en su vida. A veces se crea un proyecto al que se compromete un equipo. En este caso, se creó un equipo comprometido con un proyecto. Un equipo que supo identificar el reto que tenía ante sí y responder hasta entregar uno de los mejores edificios de la era moderna. Después de tantos años de trabajo y de obras, de verla crecer, es para mí muy emocionante felicitarle desde esta columna.

Luis Vidal es arquitecto especializado en aeropuertos, fue director del proyecto de la T-4 y es socio en España de Richard Rogers.

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