Audi está manteniendo a raya a Mercedes y BMW, sus dos grandes competidores que en los últimos años están intentando arrebatarle el liderazgo en el segmento de los vehículos de lujo.
Jesús Gasanz, el director general de la marca, es el hombre que dirige ahora la resistencia. Antes, a comienzos de los años 90, logró sacar a Audi del anonimato y convertirla en un objeto de deseo, alcanzado y superando a los dos rivales antes mencionados.
En 2006 logró vender 54.000 unidades, dos mil más del objetivo que tenía marcado, a través de una red de 153 puntos de venta y servicio en toda España distribuidos por 109 empresas. Aunque no precisó exactamente la cifra de rentabilidad de la misma respecto a la facturación, sí aseguró que es superior al 3%, una cifra satisfactoria si se tiene en cuenta que los últimos cálculos de Faconauto, la federación de asociaciones de concesionarios españoles estima que la rentabilidad media se sitúa entre el 0,8% y el 1,6% por ciento sobre la facturación.
Para el presente año su objetivo mínimo es lograr las 54.000 unidades del año pasado, «menos sería inaceptable», comenta. Sin embargo, va a ser un año complicado. Cierto que se va a producir la introducción del coupé A5, del que se han previsto 2.000 unidades, que no reemplaza a ningún modelo. Pero al mismo tiempo, éste va a ser el año terminal del modelo que mayores ventas genera, el A4, que a final de 2007 será renovado.
Por el millón y medio
Con unas ventas globales superiores a los 900.000 vehículos en el ejercicio 2006, que ha sido el más brillante de la historia de Audi, el objetivo de la marca alemana a medio plazo pasa por colocar un millón y medio de unidades anuales en todo el mundo. Y para poder llegar a esa cifra es necesario un incremento de ventas sustancial en un mercado que se le resiste, el norteamericano.
Si en Europa, la empresa perteneciente al Grupo Volkswagen compite de tú a tú con sus dos grandes rivales, Mercedes y BMW, en América la situación es bien distinta y su cuota de participación en el mercado se mantiene baja. El problema viene de lejos. Hace dos décadas que Audi sufrió un fuerte varapalo en su imagen, a raíz de un accidente en el que una niña fue atropellada por su madre cuando dio marcha atrás de forma involuntaria dentro de su garaje. La falta de un gatillo en la palanca de cambios provocó aquel desafortunado percance y Audi tuvo que afrontar una fuerte campaña en contra que se magnificó hasta límites insospechados.
Por otro lado, los productos de Audi tienen un diseño demasiado conservador para el consumidor americano, según se desprende de los estudios de marketing. La elegancia y discreción de sus líneas, que tanto gustan en Europa, no son igual de bien aceptadas allí.
Consciente de que para aumentar sus ventas en un 60% necesitan dar un gran salto cuantitativo en EEUU, la dirección de la compañía ha empezado a dar pasos en ese sentido. Estos días se está presentando a la prensa mundial el nuevo deportivo biplaza que, con el nombre de R8, va a competir con modelos de la talla del Porsche 911. Y no es casualidad que ese acontecimiento tenga lugar en Las Vegas. Tampoco se puede negar que el Q7 es un producto claramente pensado para aquel mercado aunque, por el momento, su demanda es mayor en este lado del Atlántico.