Las disputas por sus respectivas zonas de influencia que mantienen entre sí los grupos cristianos que administran la Basílicia del Santo Sepulcro de Jerusalén, erigida en el lugar en el que se afirma que Jesucristo fue crucificado y enterrado y en el que resucitó de entre los muertos, están poniendo en peligro las vidas de los feligreses al impedir que se llegue a un acuerdo sobre la apertura de una salida de emergencia.
Al cabo de muchos años de intentar por las buenas que las seis tradiciones cristianas que se reparten el gobierno de los santos lugares (católicos romanos, ortodoxos griegos, armenios, sirios, coptos y etíopes) llegaran a un acuerdo sobre la apertura de una segunda puerta, parece que la paciencia de los israelíes ha llegado al límite.
Algunos expertos cristianos coinciden en que ya era hora.
El primer ministro de Israel, Ehud Olmert, ya ha sido informado al respecto por altos cargos de los servicios de seguridad y por Yaakov Edri, ministro de Asuntos de Jerusalén. «Debe procederse a abrir una salida de urgencia incluso aunque no tengamos autoridad para hacerlo», declaró Edri al diario Maariv. «De ser así, tomaremos nosotros una decisión unilateral y empezaremos a actuar».
Este tema, sin embargo, es extremadamente delicado y existe miedo a una reacción internacional de sectores cristianos, partidarios del Estado judío, que hasta ahora no han presentado ninguna medida susceptible de adoptarse para resolver lo que se ha descrito como una ratonera en caso de incendio.
«Se trata de un problema enormemente complicado y de suma gravedad», ha manifestado Shmuel Berkowitz, un experto en los lugares santos de la ciudad. «Se hace difícil creer que el Gobierno vaya a poder manejar este asunto sin ofender a nadie», ha añadido.
El Reino de los Cruzados
El padre Aristrarchos, secretario general de la Iglesia Ortodoxa Griega, ha coincidido con esta opinión. «No cabe ninguna duda de que es importante que exista una salida de urgencia para casos de emergencia, pero la Iglesia y sus comunidades deben llegar a un acuerdo sobre este tema. No debe llegarse a una situación en la que el Gobierno de Israel actúe por su cuenta y riesgo», manifiesta.
Un portavoz de la Iglesia Católica Romana, el padre Astaniados, declara: «Los informes son creíbles, pero no hemos recibido ninguna comunicación oficial al respecto». Y puntualiza: «En 1996 tuvimos unas negociaciones exhaustivas sobre este tema pero no se llegó a ningún acuerdo. Se trata de un asunto muy complejo. Tendría que haber renuncias y cambios y desde la caída del Reino de los Cruzados no ha habido más que una sola puerta. Nadie va a someterse voluntariamente a esas renuncias».
Hay momentos en que nada menos que hasta 8.000 personas en total llegan a concentrarse en el interior de la iglesia, que fue erigida en el año 324 después de Cristo y que no cuenta más que con una sola puerta. El padre Jerome Murphy-O'Connor, sacerdote de la Iglesia Católica Romana y experto en los lugares santos del cristianismo, señala que existen precedentes de que la autoridad secular haya modificado la estructura del edificio, como por ejemplo las obras que acometieron los británicos en 1927 cuando, después de un terremoto, instalaron unas vigas reforzadas para apuntalar el edificio. «En cualquier caso, es obligado que exista una salida de urgencia y realizarla es responsabilidad de las autoridades seculares. Existe un peligro auténtico tanto de que se derrumbe el edificio como de que haya personas que puedan resultar aplastadas en un momento de pánico. Ya se han sentado precedentes porque, cuando se ha declarado algún incendio, la policía israelí ha entrado a socorrernos», señala.
El padre Murphy-O'Connor, primo del arzobispo de Westminster, sostiene que es un milagro que nadie haya resultado muerto dentro del edificio en el curso de los últimos años. Él tiene identificados una serie de lugares en los que podría abrirse una segunda puerta sin poner en peligro la estructura del edificio.
Por ejemplo, en un portón medieval coronado por un arco y cubierto por una reja de metal, donde un grupo de ancianos palestinos suele jugar al backgammon. «Por aquí han pasado muchos gobiernos, pero esta puerta siempre ha estado cerrada y así seguirá estando», dicen.
150 años sin mover una escalera de mano
El interior del templo se encuentra meticulosamente dividido entre diversas denominaciones religiosas conforme a un acuerdo que data del año 1767. Sin embargo, este 'status quo', confirmado en 1852, no siempre ha podido impedir que se registraran estallidos de violencia. En 2002 se declaró un incendio cuando un monje copto se subió al tejado para protestar porque los etíopes le habían movido su silla de la ubicación exacta que tenía reservada en un lugar a la sombra. Once monjes tuvieron que ser trasladados al hospital después de la batalla campal que se organizó. Según el actual 'status quo', no puede tocarse nada de lo que se considera zona común sin el consentimiento de todas las denominaciones. Una escalera de mano colocada en el alféizar de una ventana, encima de la puerta de entrada de la iglesia, lleva allí más de 150 años porque el lugar está dentro de las zonas comunes. Más de una vez se han declarado incendios en el edificio. En 1808 se hundió la cúpula de la iglesia y la tumba de Cristo sufrió daños como consecuencia de las llamas. En 1834 perecieron más de 300 personas cuando el pánico se apoderó del gentío que asistía a misa con velas durante la Ceremonia del Fuego Sagrado que la comunidad ortodoxa griega celebra en Semana Santa.