Lunes, 5 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6259.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Toros
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
La patria es dicha, dolor y cielo de todos, y no feudo ni capellanía de nadie (José Martí)
Haz Click Aquí
 MUNDO
«Por aquí pasó la Guardia Presidencial»
La Universidad Islámica de Gaza, la más prestigiosa de Palestina, ha quedado devastada a manos de los leales a Abú Mazen
JAVIER ESPINOSA. Enviado especial

GAZA.- El laboratorio de Medicina Genética ni siquiera se había inaugurado. «Tendría que estar en Londres para aprender a manejar todos estos aparatos. Parece que ya no hará falta», señalaba el profesor Naser Abú Shaabin con el rostro demudado. Los asaltantes arrasaron cuanto encontraron a su paso: microscopios, tubos de ensayo, ordenadores y cámaras de refrigeración. No robaron nada. Prefirieron destrozarlo de manera sistemática.

Publicidad
Según Shaabin, este departamento era único en todos los territorios palestinos. «Nos estábamos preparando para estudiar a través del ADN remedios para enfermedades como la gripe aviar. Llevábamos 15 años esperando para conseguir disponer de estos equipos. Valían más de dos millones de dólares (1,7 millones de euros). Esto no es política. Es simplemente muy sucio», aseguraba Shaabin, intentando contener su indignación.

La devastación que se apreciaba en las instalaciones de la sección de Tecnología Médica de la Facultad de Ciencias es una constante en la Universidad Islámica de Gaza (UIG), que hasta hace tres días era un émulo a escala local de centros tan reputados como Cambridge.

La población palestina pudo ayer descubrir la increíble destrucción que ha sufrido el complejo aprovechando la precaria calma que pareció instalarse en la franja después de que Hamas y Al Fatah, el partido del presidente, Abú Mazen, pactaran el noveno alto el fuego en menos de dos meses.

Ambas partes prometieron retirar a sus milicias de las calles y liberar a los casi 55 rehenes que mantenían secuestrados, incluido un sobrino de Mohamed Dahlan, el aliado más firme de Abú Mazen. El enésimo acuerdo difícilmente amortiguará el ingente daño causado por los grupos armados a las estructuras educativas locales. La Universidad Islámica de Gaza debería haber reiniciado las clases este sábado, tras dos semanas de vacaciones.

Lo mismo ocurre con la Universidad Al Quds -vinculada a Al Fatah-, que fue asolada en una supuesta represalia de los miembros de Hamas por lo acaecido en el centro islámico. También atacaron con morteros la Universidad de Al Azhar, perteneciente a la misma corriente política. Establecida en 1978, la Universidad Islámica de Gaza se convirtió desde finales de la década de los 80 en la principal cantera intelectual de Hamas.

De aquí surgieron sus líderes más connotados como el primer ministro Ismail Haniya, Mahmud Zahar o Abdelaziz al Rantisi. En su primer año de funcionamiento la universidad sólo contaba con 132 estudiantes. Hoy son más de 20.000 alumnos. Cuenta con nueve facultades y medio millar de educadores. Sin embargo, ironías de la historia, el centro se plantea regresar a 1978 y reiniciar el curso lectivo en tiendas de campaña. «Entonces eran los judíos quien no nos dejaba construir edificios y teníamos que estudiar en jaimas (tiendas). Ahora son los propios palestinos», explica Ibrahim al Ishla, ex alumno de 22 años y miembro del departamento de Relaciones Públicas del centro académico.

El joven recorre los restos de lo que fue el museo del centro educativo y encuentra precisamente en el suelo una de las antiguas fotos que recuperaban aquellas hileras de jaimas habilitadas como clases. Frente a la sala de exhibición, se divisa un cartel escrito por los pupilos que incide en la misma tesis. «Volveremos a las tiendas. No nos rendiremos ante los planes sionistas», se lee.

Los agresores se emplearon a conciencia. Quebraron las placas de mármol, los certificados laudatorios otorgados a la Universidad Islámica, y hasta las dos maquetas que reproducían sus instalaciones. Sólo respetaron dos instantáneas donde aparecían el difunto Arafat y Abú Mazen.

El museo se encuentra situado en el edificio administrativo, el que sufrió más daños al ser alcanzado por tres RPGs anti tanque. Los proyectiles causaron un virulento incendio que acabó con la sala de recepciones, el laboratorio de informática y un taller. Todo ha quedado reducido a cascotes, plásticos y metales calcinados.

El espectáculo es el mismo en el resto del paraninfo. Inmuebles quemados, fachadas ametralladas, cristales esparcidos por el suelo y coches reducidos a chatarra abrasada. Las pérdidas en los siete edificios afectados por el vandalismo

se estiman en 15 millones de dólares (unos 12,7 millones de euros).

Por si quedaba alguna duda sobre la paternidad de los desmanes, sus autores esparcieron su firma por los muros del complejo. «Por aquí pasó la Guardia Presidencial», reza una pintada. «Saludos de Dahlan y Abas (Abú Mazen)», afirma otra. «Vosotros empezasteis primero», añade una más. «Voté por Abú Mazen en las elecciones para presidente. No entiendo cómo ha podido hacer esto. Dijeron que había iraníes, miles de armas... Es como una broma pesada. Ésta era la Universidad más brillante de Palestina y la hemos destruido», sentencia.

Curioso, pero en la década de los 80, cuando los islamistas de Hamas y los seguidores de Al Fatah se disputaban el control de este centro académico, este lugar también registró enfrentamientos entre los estudiantes de uno y otro bando. Entonces los líderes juveniles de ambas facciones se llamaban Ismail Haniya y Mohamed Dahlan.

En la Biblioteca Central, el fuego carbonizó miles y miles de volúmenes, los archivos digitales, mesas y estanterías. Los estudiantes están acumulando los restos de cohetes que impactaron contra el edificio. «Dispararon RPGs pero también usaron gasolina», añade Al Ishla.

El encono de los islamistas ante lo ocurrido en la Universidad Islámica de Gaza es tal que las Brigadas de Izadin Al Qasam, el brazo armado de Hamas, emitieron un comunicado fijando un ultimátum hasta el miércoles para que los responsables de tal acción «se entreguen».

Pese a todo, los estudiantes quieren continuar en la brecha. «Seguiremos incluso si destruyeran las universidades, si las redujeran a montones de escombros», afirmó Muhiadin Harara, presidente de la asociación de estudiantes de Al Quds.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad