TELLY NATHALIA. Reuters / EL MUNDO
YAKARTA.-
Las lluvias torrenciales en Indonesia han provocado inundaciones en la capital, Yakarta, y otras localidades colindantes. Al menos 20 personas han muerto y cerca de 200.000 se han quedado sin hogar, rodeados de aguas enfangadas que en algunas áreas llegan a alcanzar los cuatro metros de altura.
Los aguaceros fueron más débiles durante el fin de semana, pero las fuertes lluvias en las áreas circundantes a Yakarta enviaron grandes cantidades de agua a los ya saturados ríos que cruzan la capital. Las inundaciones son un fenómeno muy común en Indonesia durante la temporada de lluvias, sin embargo, la devastación experimentada estos días es la peor vivida en los últimos cinco años. Los meteorólogos avisan de que Yakarta, una urbe de nueve millones de habitantes, puede sufrir otra semana más de fuertes lluvias.
Las autoridades han mostrado su preocupación ante la gran cantidad de desplazados, así como por la contaminación de las aguas, que puede provocar enfermedades en una ciudad que ya se encontraba luchando contra un brote de dengue.
«Desde el primer día de inundaciones, 20 personas han muerto. Siete murieron ahogados entre las fuertes corrientes, nueve resultaron electrocutados, y los demás, fallecieron a causa de enfermedades», señala Ketut Untung Yoga Ana, un policía de Yakarta.
Un funcionario del Ministerio de Salud, Rustam Pakaya, indica que numerosos voluntarios están distribuyendo ocho toneladas de comida para bebés, leche y otros alimentos a los afectados. En muchas partes de la ciudad, habían sido colocados sacos de arena, en un intento de proteger los edificios de las riadas. Muchos desplazados se concentraban en escuelas, mezquitas y otros edificios públicos. Algunos, incluso se refugiaron en la recepción del hotel de cinco estrellas Borobudur.
Fuentes del Centro de Desastres Naturales del Gobierno indonesio afirmaron que, el sábado por la noche, los datos hablaban de que 189.665 personas se habían convertido en sin techo en la capital y aledaños. El transporte público permanecía interrumpido en Yakarta e incluso algunas líneas férreas que unen la metrópolis con la periferia habían sido cortadas. La electricidad y las líneas telefónicas también se habían visto dañadas.
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