JAVIER MEMBA
Más allá de las demandas sobre la herencia de su esposa, Celia Cruz, en las que se vio envuelto en sus últimos días, e incluso de las querellas por estafa que le interpuso su propia hija, los aficionados a la música caribeña recuerdan a Pedro Knight como el integrante del combo tropical Sonora Matancera que este músico fue en su juventud. Fallecido el pasado sábado en California, Knight -indiscutiblemente eclipsado por el hecho de estar casado con la llamada reina de la salsa- siempre fue uno de los mejores trompetistas de las distintas bandas a las que perteneció.
Sobradamente conocido por los aficionados españoles, quienes le descubrieron dentro de esa eclosión de los sonidos caribeños a la que venimos asistiendo en los últimos años, las de Knight -junto a las del jazzmen Art Blakey- fueron las canas más famosas del panorama musical ajeno a las listas de éxitos. Tanto fue así que la misma Celia Cruz le llamaba Cabecita de algodón con el cariño que sólo se profesa a un compañero de casi 40 años. Seguro que fue el verdadero azúcar de la guarachera. El suyo fue uno de esos amores más poderosos que la vida.
Nacido en Cuba en 1921, Pedro Knight ingresó en 1944 en la Sonora Matancera. A la sazón moría Valentín Cané. Parece ser que aquellos eran los días en que dicha formación se presentaba en las academias de baile, en los cabarés y en la emisora Progreso Cubano. Fue allí, en la que se jacta de ser «la mejor agrupación musical cubana», donde, en 1948, el trompetista conoció a una mujer que se autodenominaba la Guarachera de Cuba. No era otra que Celia Cruz. Aquéllos, según recuerdan quienes los conocieron e idolatran como pocas épocas y lugares en el mundo, eran los días en que el ron en La Habana se bebía en las sacramentales de los cementerios porque eran los únicos bares que, ya entrada la madrugada, quedaban abiertos en la ciudad. Celia Cruz aún estaba por ser descubierta internacionalmente. Y en eso llegó Fidel.
El comandante mandó parar y Pedro Knight y Celia Cruz, al igual que tantos cientos de miles de cubanos de todas las razas y condiciones sociales, se fueron con la música a otra parte. Knight, al menos, nunca fue merecedor de los desprecios que la izquierda española dedicó a Antonio Machín y al poeta Gastón Baquero por ser negros, cubanos y no contar entre los adoradores de Fidel. No obstante, seguro que en el Bronx -donde será enterrado junto a su amada Celia Cruz- echarán mucho de menos al viejo Cabecita del algodón.
Pedro Knight, músico, nació en Cuba en 1921 y murió en California (EEUU) el 3 de febrero de 2007.
|