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| No son los deberes lo que quitan a un hombre la independencia: son los compromisos (Louis de Bonald) |
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| IMPRESIONES |
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| De la psicosis por los asaltos a la ley del 'far West' |
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Es un hecho incontrovertible que la apertura de fronteras en el marco de los acuerdos de la Unión Europea y la libre circulación de ciudadanos y capitales que impera en el continente desde 2000 tiene también consecuencias negativas. Delincuentes con formación militar procedentes de antiguos países del bloque comunista se han especializado en el asalto de chalés y adosados bien por el método silencioso, bien empleando una violencia brutal. Muchos de esos grupos ni siquiera se han establecido en Cataluña, viajan desde cualquier punto de la Unión para dar sus golpes y regresan tranquilamente a casa. Pero han creado escuela, y algunos delincuentes locales no han dudado en copiar sus métodos. Que el despliegue de los Mossos d'Esquadra, una policía con una formación teórica a la última, pero con escasa experiencia, haya coincidido con la llegada de este nuevo tipo de delincuencia y la falta de coordinación y de respuesta de las autoridades, centrales, autonómicas y municipales, han generado un nivel de psicosis entre la población que no se conocía desde finales de los 70 y los primeros años 80. Pero la sociedad también ha cambiado, y la reacción de algunos de los eventuales objetivos de los asaltantes de domicilios ha sido armarse. Los dos últimos casos, el de la familia Tous, y el de Sudanell, se han saldado con delincuentes muertos a tiros por miembros de la familia, y con las consiguientes tragedias tanto para los fallecidos como para los tiradores. La presión de los centros médicos sobre los psicólogos para que autoricen casi a cualquiera, que hoy denuncia este diario, a ir armado no hace sino empeorar la situación. Del actual estado de las cosas al far West hay sólo un paso que los Mossos no parecen preparados para afrontar.
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