«El virus todavía está dando vueltas. No podemos sentirnos nunca a salvo, porque no ha sido erradicado», dijo el comisario de Sanidad, Markos Kyprianou. «Habrá más brotes, pero el año pasado conseguimos controlar la enfermedad. Soy optimista en que seremos capaces de hacerlo también éste», añadió.

A estas alturas del invierno, en febrero de 2006 ya se habían confirmado episodios de gripe aviar en cuatro países de la UE, aunque el Reino Unido fue uno de los menos tocados en una estación que se cebó con Alemania y vecinos. Los expertos predecían también una primavera caliente, pero la temida invasión de aves migratorias de Africa portadoras del virus nunca llegó a Europa. Tal vez por eso, la reacción desde Bruselas se ha moderado.

El invierno pasado, la Comisión Europea se preocupaba de las reservas de antibióticos, negociaba con los laboratorios que podrían fabricar el remedio contra una pandemia y animaba a vacunarse contra la gripe común. Ayer, sólo insistía en que la UE se enfrenta a «una enfermedad animal».

Con la experiencia del pánico al virus que nunca llegó -la mutación transmisible de humano a humano-, Kyprianou le quitó importancia a los brotes en Reino Unido y Hungría, mientras practiquen el aislamiento o el sacrificio de las aves recomendado por la UE. El mensaje esencial de Bruselas es la vigilancia para una «reacción rápida», según las normas de la Unión.

Así, tanto en el Reino Unido como en Hungría se debe respetar la cuarentena de las granjas a tres kilómetros a la redonda de la afectada y la vigilancia a 10 para que no salga ningún producto de la zona. Los vetos a la exportación podrían extenderse a toda la región de las aves enfermas, pero, de momento, la UE no considera ninguna prohibición completa para los dos países.

El Reino Unido informará hoy en Bruselas sobre su crisis al resto de los Veintisiete, pero, según una primera estimación de la Comisión, las medidas británicas parecen estar «funcionando bien».

Entre tanto, Cobra, el equipo de emergencia del Gobierno británico integrado por ministros, policía y científicos, se ha puesto al frente de la lucha contra el brote de gripe aviar detectado en un granja de Suffolk, al este de Inglaterra.

La alarma se activó cuando el jueves murieron más de 800 pavos en las instalaciones que la empresa Bernard Matthews tiene en el condado. Fue el sábado cuando el Gobierno reconoció la presencia de la peligrosa variedad asiática del virus H5N1 o gripe aviar en territorio británico.

Las autoridades trabajan ahora en tres líneas: acabar con todas las aves infectadas -en esta instalación hay unos 159.000 animales-, evitar que se extienda por el resto del país -tanto a humanos como a la fauna- y averiguar el origen del brote. El ministro de Medio Ambiente, David Miliband, compareció ayer en el Parlamento y explicó que el objetivo prioritario es erradicar la gripe aviar, proteger la salud de las personas y lograr que el Reino Unido vuelva a ser un territorio a salvo del H5N1.

En cuanto a la procedencia de la epidemia, los científicos creen que sólo puede haber dos posibilidades: o bien la gripe aviar ha llegado a la granja gracias por culpa de aves migratorias o bien transportada por una persona.

Algunas fuentes especulaban ayer con la posibilidad de que la infección se hubiera producido de forma intencionada. Es decir, que hubiera sido un sabotaje. La causa en sencilla: la empresa Bernard Matthews estaría interesada en desmantelar sus instalaciones para liberar los terrenos y construir 30.000 viviendas. Su actividad se centraría en Hungría, donde ya tiene sucursales. La compañía ha negado que tenga en mente planes semejantes.

Sí es cierto que en el mes de enero, cuando en Hungría se detectó un brote de gripe aviar, un trabajador de Bernard Matthews estuvo allí. Él pudo haber sido el vehículo de transmisión de la infección.

En cuanto a que la procedencia esté ligada a aves migratorias, no se descarta -y de hecho se da como bastante probable- que el virus haya llegado a la granja de Suffolk en los excrementos de alguna gaviota. En los últimos 10 días se han visto importantes bandadas de estos pájaros sobrevolando la finca de Bernard Matthews.