Martes, 6 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6260.
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Los problemas de la sedación
JOSÉ LUIS DE LA SERNA

En el informe dado a conocer hace pocos días, los médicos que atienden a De Juana Chaos lo advertían. Hablaban de que para ellos iba a ser complicado alimentar al etarra contra su voluntad y pensaban que sin su colaboración sería muy difícil suministrarle por la sonda nasogástrica las calorías que se niega a tomar por la boca. Los expertos insistían en que, además, no había evidencia científica -con un número significativo de casos- que orientara sobre qué es lo mejor que clínicamente se puede hacer en estas circunstancias.

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Ahora, al parecer, los médicos han pedido autorización para sedar a su paciente, posiblemente porque la resistencia de éste a ser alimentado de forma extraordinaria limita la eficacia de todas las medidas que se llevan a cabo y hace muy difícil su tratamiento médico. Intuyen que con fármacos la resistencia que el preso manifiesta a dejarse atender desaparecerá y se podrá garantizar la ingesta alimenticia por sonda nasogástrica o vía intravenosa.

No hay duda de que los fármacos vencerán muchas de las dificultades que ahora tienen los sanitarios, pero -como pasa con cualquier tratamiento para sedar pacientes- habrá que extremar las precauciones para que los efectos secundarios no disparen otras complicaciones. Quizá se logre ajustar bien las dosis, y hacer que De Juana Chaos no intente una y otra vez arrancarse la sonda o alguna de las vías intravenosas que puedan colocarle, sin disminuir demasiado su nivel de conciencia.

Pero si esto no es así, y el paciente pasa la mayoría del día en estado letárgico, nadie descartaría la aparición de complicaciones con el paso del tiempo. Quizás las más serias tengan que ver con la pérdida de la capacidad de toser o de alguno de los reflejos faríngeos que evitan que el contenido gástrico se aspire eventualmente a los pulmones de forma involuntaria. Muchas de las neumonías de los enfermos en coma se deben a estas causas.

Además, la postración constante, la falta de actividad y el contacto perenne de la piel con las sábanas, unido a la desnutrición que acompaña a este cuadro, favorecerán las escaras en el sacro y talones.

Puede que el lugar más seguro en el que alimentar sedado a una persona de las características de las de De Juana Chaos sea una Unidad de Cuidados Intensivos. Allí, las complicaciones se preverán mejor que en cualquier otro lugar del hospital.

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