Cuestión de calendario. Para los populares, las elecciones municipales de mayo representan el siguiente pulso al Gobierno por parte de la organización terrorista y el más próximo de los retos de un proceso que en absoluto consideran enterrado bajo los escombros de la T-4.

Las últimas puestas en escena protagonizadas, primero, por el etarra De Juana Chaos en sus entrevistas hospitalarias y, sobre todo, por los 18 condenados de Segi para su entrega, han acabado por convencer a los hombres de Rajoy de que tanta «chulería» -palabra de Angel Acebes- sólo puede obedecer a unas renovadas esperanzas de éxito político por parte de los abertzales.

Por otra parte, la «lamentable» y «desoladora» respuesta del Gobierno y del PSOE -en palabras, una vez más, del número dos- a la manifestación del Foro Ermua el pasado sábado en Madrid, no ha hecho más que ratificar a los populares en su convicción de que Zapatero no va a cambiar ni de discurso ni de política.

La resaca de la concentración del sábado volvió a ocupar ayer buena parte de la reunión de maitines y de la del comité de dirección del PP. En la primera de ellas, Rajoy y sus asesores se mostraron de acuerdo en que el Ejecutivo se ha puesto «nervioso» por sus críticas a los convocantes de la marcha y a los propios manifestantes, y sólo discreparon acerca de la polémica generada por la escucha del Himno Nacional.

Algunos redujeron el argumento socialista sobre la patrimonialización de los símbolos nacionales al empleo de una anécdota para desviar la atención sobre el éxito de la marcha. Jaime Mayor Oreja, como otros, tachó de «acierto» sustancial -tanto en maitines como en Onda Cero- que el acto se cerrara con el himno de España, y las críticas del PSOE, de un síntoma de «mala conciencia». Nadie en maitines hizo balance sobre el acierto o el desacierto de la inasistencia del PP a la manifestación convocada por UGT en enero.

El Comité de Dirección, por boca de Acebes, criticó al Gobierno por «insultar» a los manifestantes, al decir, primero que iban «de mala fe» y luego, «engañados». «Sólo a un Gobierno empeñado en la división», añadió, «le irrita la utilización de símbolos nacionales».

Con esta atmósfera política, la anunciada reunión de la Comisión de Seguimiento del Pacto Antiterrorista apenas ocupó ayer espacio en las reuniones internas del PP, cuya dirección lleva semanas relativizando este foro como un mero instrumento para la toma de algunas decisiones urgentes. La primera, la ilegalización del PCTV y la de las plataformas electorales abertzales.

«Esta misma semana debería instarse, bien a través del Pacto, bien a través del Congreso», dijo ayer Acebes. «Ellos han dicho que van a entrar en los ayuntamientos por la puerta grande. ¿A qué espera el Gobierno para cerrarles la puerta?», añadió.

Así, los populares ya han decidido que serán Eduardo Zaplana e Ignacio Astarloa quienes acudan a la prometida reunión preparatoria del Pacto. Pero, en la semana en la que se reanuda la actividad parlamentaria, confían más en la sesión de control. Rajoy preguntará el miércoles a Zapatero si va a rectificar su política antiterrorista. Igual que antes de la T-4.