P.P.
WASHINGTON.-
La famosa resolución del Senado criticando el despliegue de 21.500 soldados de EEUU más en Irak murió antes de nacer. Con una inesperada muestra de unidad, los senadores republicanos bloquearon ayer la posibilidad de que siquiera se discuta la propuesta. En total, la oposición sólo pudo lograr 49 votos favorables al debate, es decir, 11 menos de los requeridos por el reglamento de la cámara.
En realidad, hay nada menos que cuatro resoluciones diferentes sobre Irak en el Senado, lo que tiene mérito, pues ninguna es vinculante, es decir, no va a afectar los planes de Bush para la guerra, a pesar de la tremenda controversia. Una de esas propuestas -apoyada por los demócratas y propuesta por el republicano John Warner y su homólogo demócrata Carl Levin- critica el envío de tropas y sugiere la búsqueda de una solución diplomática a la guerra. Otra, de John McCain, republicano, y Joe Lieberman, demócrata, apoya el envío de soldados. Y hay dos más que, con considerable ambigüedad, se sitúan en el medio.
Y el bloqueo, ayer, se produjo con respecto a cuáles de esas iniciativas considerar. Los demócratas se empeñaron en que sólo se discutieran las dos propuestas más extremas -la de Warner y la de McCain-, lo que les daba, en teoría, ventaja en la votación. Ese empeño fue lo que acabó provocando la reacción republicana. Incluso Warner votó a favor de suspender el debate.
Lo que no está tan claro es qué va a pasar ahora. Porque el debate se ha trasladado del Senado a la opinión pública. Los demócratas están tratando de presentar a sus rivales como una pandilla de obstruccionistas, e insisten en que el debate acabará produciéndose, mientras los republicanos dicen que la oposición quiere politizar la guerra.
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