A los republicanos el corazón les pide recurrir ambas leyes ante el Tribunal Constitucional (TC) porque consideran que invaden las competencias de la Generalitat. En el caso de la Ley de Dependencia -aprobada en el Congreso con los votos de todos los partidos menos CiU y el PNV-, el Consell Consultiu de la Generalitat ha dictaminado que el 70% de su contenido es contrario a lo dispuesto en el nuevo Estatut.

Y en el caso del Decreto de enseñanzas mínimas en Primaria, han sido los servicios jurídicos de la Generalitat quienes han detectado la existencia de algunos artículos que van en contra del autogobierno catalán. Aunque lo realmente polémico de esta norma es la inclusión de una tercera hora semanal de castellano en Primaria, una iniciativa que no ha gustado nada en Esquerra.

Los socialistas, por el contrario, serían partidarios de asumir ambas normas estatales. En parte para no crear nuevas preocupaciones al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y, en parte, porque no ven con malos ojos que los niños reciban una hora más de clase de castellano.

Con estos puntos de partida empezó la negociación de ayer. ERC pidió al presidente de la Generalitat, José Montilla, que recurra el decreto de educación incluyendo el precepto sobre la tercera hora. También le reclamó que dé marcha atrás y no confirme el borrador de otro decreto, esta vez de ámbito catalán, redactado por el conseller d'Educació, Ernest Maragall, y que también incluye la polémica tercera hora de clase de español.

A cambio, los independentistas ofrecieron a los socialistas no oponerse a la decisión de dejar la Ley de Dependencia tal y como está y no llevarla al Tribunal Constitucional como piden constante y airadamente desde CiU. El resultado es por ahora una incógnica.

Tras la reunión del Consell Executiu, el propio Montilla explicó que el Govern no recurrirá la Ley de Dependencia española, lo que significa que, al menos, una parte del trato ha sido aceptada.El PSC tiene ahora en la mano el cromo de Esquerra.

Lo que ya no está tan claro es si ERC ha logrado hacerse con el cromo de los socialistas. Montilla, pese a las reiteradas y constantes preguntas de los periodistas, respondió con evasivas y no aclaró si su Govern recurrirá ante el TC la tercera hora de castellano. El presidente de la Generalitat se limitó a decir lo que ya se sabía: que el polémico decreto será recurrido, aunque no especificó si esa impugnación incluirá el asunto de la ampliación del horario de castellano en Primaria.

Y, desde luego, a lo que no hizo referencia es a la posibilidad de retroceder y anular el borrador de decreto que Ernest Maragall presentó la semana pasada. Todo el asunto ha quedado pospuesto para el Consell Executiu de la semana que viene. O sea, que Montilla tiene siete días para pensárselo muy bien y decidir si entrega su estampita a los de Esquerra.

De ser así, Ernest Maragall quedaría en una situación delicada al ser desautorizado por el presidente y eso es precisamente lo que quiere ERC, que ha enfocado todas sus iras por el conflicto de la tercera hora de castellano contra el conseller d'Educació, a pesar de que el propio Montilla dio el visto bueno al decreto que ahora se pone en entredicho.

Una de las posibilidades que se barajan para que la sangre no llegue al río y la prensa no airee los desencuentros que se producen en el seno del tripartito es la de mantener la tercera hora de español, pero sólo en algunas escuelas, una idea que ya se había barajado antes de que Maragall presentase su decreto.

Al parecer, Esquerra estaría dispuesta a aceptar que se enseñe más castellano en lugares como la Cataluña interior donde este idioma se utiliza menos. A cambio, los republicanos pedirían que se intensifique la enseñanza de catalán en zonas de tradición castellanohablante, como pueden ser los municipios del área metropolitana de Barcelona.