Podría pasar por detective, aunque también por el malo de una tragedia griega, y en ambos casos estaría ciñéndose al guión de un drama negro. Porque Henning Mankell, el nombre más brillante de la narrativa policiaca contemporánea, está convencido de que Sherlock Holmes es primo hermano del astuto observador de una tragedia griega. «En una ocasión dije que la mejor novela negra jamás escrita era Macbeth, de William Shakespeare. Pero puedo ir más lejos, creo que las tragedias griegas ya eran novelas negras. Así que el género nació cuando nació la literatura», dijo ayer el escritor, poco antes de recibir de manos del alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, el Premio Pepe Carvalho.
Fiel a su condición de inmortal del género, pero poco preocupado por las luces de neón que le rodean, Mankell dijo sentirse muy próximo al modo de entender la vida de Manuel Vázquez Montalbán, (cuyo conocido detective da nombre al galardón que entrega la organización del BCNegra). «Como Montalbán creo que un libro no puede cambiar el mundo, pero la cultura sí puede hacerlo», añadió, siempre militante.
La herencia africana
Su vida en Maputo (la capital de Mozambique) ha desenterrado la «rabia» y la «indignación» del afable autor sueco ante la injusticia de un mundo que no piensa en todos sus habitantes las mismas horas al día. «Si me preguntan si Europa debe sentirse en algún sentido responsable de lo que está ocurriendo en Africa, les diré que sí. El colonialismo acabó con la educación del continente y destruyendo la educación, acabaron con las posibilidades de progreso. Pero tiendo a ser optimista. Pienso que si me dejaran volver dentro de 75 años a mi pueblo en Mozambique, lo vería prosperar, pero sabría que han necesitado nuestra ayuda», dijo el autor, que cree que son los medios quienes deben dar el primer paso.
«En los últimos 30 años hemos estado expuestos a una visión deformada de Africa. Los medios de comunicación sólo nos han mostrado cómo mueren los africanos, pero no cómo viven. Yo estoy tratando de que esto cambie», aseguró Mankell. Lo está haciendo de la mejor forma que podría hacerlo: escribiendo. Porque de las 40 novelas que ha editado hasta el momento, sólo 15 son negras. Y sí, la mayor parte las protagoniza Kurt Wallander, el torpe detective que le cambió la vida.
«Podría contar muchas anécdotas al respecto. Como la del señor que me preguntó si Wallander iba a votar que sí a la Unión Europea. Es curioso hasta qué punto la gente se siente identificada con el personaje», aseguró Mankell, que tiene una teoría sobre el asunto. Dice que todos llevamos dentro un asesino. «Es una pulsión primitiva. Quien diga que nunca ha planeado matar a alguien, miente. Es la única manera de buscar una solución a problemas que no podemos resolver. Así que si a algo debe la novela negra su éxito es a eso: actúa como una especie de espejo.
Al leerla, estamos leyendo sobre nosotros mismos», dijo Mankell, convencido, además, de que el crimen perfecto existe.
«No sólo existe sino que estamos rodeados de crímenes perfectos. Crímenes políticos, crímenes por asuntos de drogas... Vivimos en un mundo en el que se compra y se vende gente, por mucho menos dinero que en 1820. Pero no queremos creerlo», aseguró el autor, que tiene una opinión firme y devastadora sobre las series de televisión que fingen aproximarse al mundo del crimen.
No quiso desvelar el futuro de Kurt Wallander, que «sólo tendrá suerte con las mujeres cuando se dé cuenta de que su matrimonio acabó hace 10 años». Aunque adelantó que el próximo lunes empezará una nueva novela, que nada tendrá que ver con los Wallander. «La protagonista probablemente sea una mujer, una jueza, y la historia es un thriller», y dijo thriller como quien desvela un gran misterio. «Es un libro estimulante sobre el mundo actual», añadió. «Y lo siento, pero no puedo decir nada más. Siempre que hablo mucho sobre algo, acabo matándolo».
