En el borrador del anteproyecto de la ley del alcohol que prepara el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el vino entra en el saco de las bebidas alcohólicas con una graduación superior o igual al 1,2% de su volumen, y que hay que prohibir.

La ley estatal vigente considera que la Administración del Estado puede financiar campañas de información, difusión y promoción del viñedo, del vino y de los mostos de uva, en el marco de la normativa de la Unión Europea y de acuerdo con la normativa que prohíbe a los menores de edad el consumo de bebidad alcohólicas.

Con este escenario como telón de fondo, el marco normativo actual considera que estas campañas financiadas con fondos públicos estatales deberán seguir los siguientes criterios, calificados de «orientativos» por la ley. Primero, recomendar el consumo moderado y responsable del vino. Segundo, informar y difundir los beneficios del vino como alimento dentro de la dieta mediterránea. Tercero, fomentar el desarrollo sostenible del cultivo de vid.

Historia y tradición

El cuarto criterio a seguir en estas campañas deberá ser el de destacar los aspectos históricos, tradicionales y culturales de los viños españoles, en particular, las peculiaridades específicas de suelo y clima que influyen en ellos. Quinto, impulsar el reconocimiento de los vinos españoles en los demás Estados miembros de la Unión Europea y en terceros países, con el objeto de lograr su mayor presencia en sus respectivos mercados. Y sexto, informar y difundir la calidad y los beneficios de los mostos y zumos de uva.

La Ley de la Viña y del Vino obliga al Gobierno a promover una política de fomento de proyectos y programas de investigación y desarrollo del sector vitivinícola, así como a cooperar con las comunidades autónomas y los ayuntamientos en la realización de campañas concertadas de información, difusión y promoción del viñedo, del vino y de los mostos de uva.

La futura ley diseñada por el Ministerio de Sanidad echa por tierra la definición del vino que está en vigor, y limita la publicidad del sector, en detrimento de los valores tradicionales, históricos y culturales del producto.