PABLO PARDO. Especial para EL MUNDO
WASHINGTON.-
Los escándalos siguen en Wall Street. Ahora se trata, una vez más, del uso de información privilegiada por los grandes bancos e inversores institucionales. Según informaba ayer el diario The New York Times, el organismo regulador del mercado, la SEC, ha abierto una investigación a 10 firmas de inversión, entre las que están Merrill Lynch, Morgan Stanley, Deutsche Bank y UBS para determinar si han transmitido información privilegiada a sus grandes clientes, en particular hedge funds o fondos de riesgos.
Los reguladores americanos parecen haber adoptado una actitud muy dura, al exigir a esas entidades que les comuniquen todas las operaciones con acciones y derivados que llevaron a cabo en las últimas dos semanas del pasado mes de septiembre, es decir, justo en el cierre del tercer trimestre del año, un momento en el que los grandes inversores tratan de arreglar sus balances.
Las acusaciones no son nuevas en Wall Street. Los grandes fondos de inversión se han quejado en numerosas ocasiones de que los bancos utilizan en beneficio propio la información que ellos les transmiten acerca de sus operaciones. Tal y como informaba ayer The New York Times, si un gran fondo decide entrar en una empresa, el banco puede avisar a sus principales clientes e informarles de que, con esa operación, el valor de la acción subirá. En este caso, la SEC está, sin embargo, persiguiendo una táctica algo más sofisticada, puesto que los clientes que reciben el chivatazo no realizarían la compra por medio de la entidad que les ha dado la información, sino que recurrirían a otra, para así dar menos pistas a los reguladores.
Estas irregularidades podrían haberse disparado en los últimos tiempos, debido a la actual explosión de fusiones y adquisiciones, muchas de ellas llevadas a cabo por grandes fondos de capital-riesgo, que buscan hacerse con el control de las empresas y sacarlas de Bolsa. El diario Financial Times informaba ayer que otra tendencia que parece haber exacerbado estas prácticas es el auge de hedge-funds, que suelen tomar grandes riesgos, son muy competitivos y han visto cómo su rentabilidad se reducía de forma dramática en los últimos meses, por lo que han puesto premio a toda la información que sean capaces de recibir acerca de la futura evolución del mercado.
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