La recusación del magistrado del Tribunal Constitucional (TC) Pablo Pérez Tremps en el recurso contra el Estatut ha caído como un jarro de agua fría en las instituciones catalanas. El presidente de la Generalitat, José Montilla, acusó al PP de «lesionar» al TC por «oportunismo político». Mientras que el president del Parlament, Ernest Benach, pidió la unidad de todos los catalanes ante «la grave situación que se puede producir en próximas semanas».
«La recusación del PP es absolutamente oportunista. Hay argumentos que no son jurídicos, sino políticos y con ellos quiere ganar lo que ha perdido en las urnas», afirmó Montilla tras la reunión semanal de su Govern, donde todos los consejeros manifestaron su preocupación por la decisión del TC que, en opinión de Montilla, se ha convertido en un órgano judicial «instrumentalizado por el PP».
Montilla es consciente de que la recusación de Pérez Tremps pone en peligro la subsistencia del Estatut y de que con esta decisión la posibilidad de que el Constitucional tumbe el texto aprobado en Cataluña adquiere dimensiones reales. Sin embargo, el presidente catalán se mostró «optimista» y convencido de que «triunfarán el Estado de Derecho y sus instituciones: el Estatut será validado porque se ajusta a la Constitución».
Aun así, Montilla defendió a Pérez Tremps: «El magistrado se ha limitado a emitir una opinión académica y, además, lo hizo de forma previa a su nombramiento» como miembro del TC, indicó. Y aprovechó para arremeter contra el PP, al que acusó de «intentar frenar en los tribunales lo que no logró frenar ni en las urnas ni en el Parlament. Poco le importa al PP dividir y crispar», añadió el president.
Pérez Tremps fue recusado el lunes en el TC por seis votos a favor y cinco en contra. La petición de que fuera apartado del recurso del Estatut la realizó el PP después de que trascendiese que Pablo Pérez Tremps realizó un informe para la Generalitat en 2003 sobre política exterior cuyo contenido fue incorporado al artículado del Estatut, que se elaboró con posterioridad.
Pero la batalla de las recusaciones no la abrió el PP, sino la Generalitat y el Parlament, cuando el pasado octubre acordaron sendas recusaciones contra otro de los magistrados, Roberto García-Calvo, después de que este juez calificase el Estatut de «experimento de tinte independentista que fisura o propicia la fractura de España» y de «anómala maniobra que constituye tan grave atentado a la Carta Magna» española. La recusación de García-Calvo fue desestimada el pasado noviembre.
El presidente de la Generalitat aclaró ayer que su Govern no tiene intención de volver a recusar a este magistrado. Y también aseguró que, en el caso de Pérez Tremps, la decisión de renunciar o no a su cargo es «personal» y que desde la Generalitat nadie le aconsejará. Aún así, para los intereses del Govern lo más ventajoso sería que Pérez Tremps renunciase a su plaza para que el Gobierno central pudiese nombrar a otro magistrado sensible hacia el Estatut.
Y es que la votación del lunes ha puesto de manifiesto que los jueces del TC están divididos y que con la marcha de Pérez Tremps la balanza podría inclinarse hacia la estimación del recurso del PP. Por eso, ayer se barajaba la posibilidad de que este magistrado fuese sustituido para reequilibrar de nuevo las fuerzas del Constitucional.
Sea como sea, en Cataluña se extiende la sensación de que la herida del Estatut, que tanto sangró durante la pasada legislatura, puede reabrirse. En esa línea, Benach pidió ayer una reflexión «urgente» para «evitar un conflicto grave» que se produciría «en las próximas semanas, en caso de que se volviese a modificar el Estatut».