JOSÉ CONTRERAS
CADIZ.-
Diez días después del siniestro del buque frigorífico Sierra Nava, la respuesta de la Dirección General de la Marina Mercante, del Ministerio de Fomento, no pudo ser más decepcionante e inconcreta. Su titular, Felipe Martínez, afirmó ayer que en la mañana del 28 de enero «las torres de Algeciras y de Tarifa se vieron afectadas por una tormenta eléctrica que provocó fallos en las comunicaciones, por lo que puede que las grabaciones no estén». De esa forma, la clave que demostraría cómo se condujo la crisis no aparecerá, al menos de momento. Desde el primer instante, los expertos navales consultados por EL MUNDO apuntaron a que desde la Capitanía Marítima, vinculada a la Secretaría de Estado para los Servicios de Transporte a través de la Dirección General de la Marina Mercante, se debía haber ordenado al buque, que permanecía desde el 7 de enero en el fondeadero C del puerto algecireño (frente al Parque Natural del Estrecho), poner rumbo a mar abierto o guarecerse en el interior de la bahía.
La Capitanía Marítima pudo alertar al buque con antelación, ya que la amenaza del fuerte temporal (de fuerza siete, según los pronósticos) era conocida porque se vinieron dando aviso públicos desde dos días antes.
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