La situación se enquista. El barco averiado Marine I, con más de 200 inmigrantes a bordo, continúa sin poder desembarcar en el puerto de Nuadibú, en Mauritania. El Gobierno africano prosigue dando largas al Ministerio español de Asuntos Exteriores y se niega a dar cobijo a un barco en peligro, en contra de lo que marca el derecho internacional. El Departamento de Exteriores mantiene intensas negociaciones tanto con los países africanos como con otros organismos internacionales para desbloquear la situación.
La prioridad de Exteriores se sitúa en Mauritania, Senegal y Guinea-Conakry -de donde zarpó la nave-, países con quienes se han intensificado los contactos.
Pero el Gobierno también está conversando con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) con el fin de encontrar un destino al barco.
Los sin papeles que viajan en el buque podrían ser el doble de lo anunciado en un principio y llegar a 400, según la información que facilitaron los tripulantes de la embarcación a la Media Luna Roja. La nave, que sufrió una avería en el motor, continúa fondeada a 15 millas del puerto de Nuadibú, remolcada por un barco pesquero español de Salvamento Marítimo, Luz del Mar.
Según informó la ONG, algunos inmigrantes son de origen subsahariano -de países como Costa de Marfil, Sierra Leona, Somalia y Guinea-Conakry-, pero la mayoría procede de La India, Bangladesh y Pakistán. Según sus datos, son todos varones y no navegan mujeres ni niños.
La sombra de Malta planea con fuerza y, una vez más, la solidaridad española no se ve correspondida con la de otros países, ya sean europeos o africanos. El pasado verano, el pesquero español Francisco Catalina rescató a 51 subsaharianos a 100 millas de Malta, pero las autoridades locales se negaron a autorizar su desembarco y la nave permaneció una semana retenida.
La Cruz Roja envió la noche del lunes ayuda humanitaria y alimentos para los sin papeles, que llevan cinco días sin poder atracar. El buque hospital Esperanza del Mar llegó en la madrugada de ayer hasta el carguero para trasladarles más víveres.
El barco averiado, fue construido en 1967, y, al parecer, es una chatarra flotante que tiene el casco oxidado pintado de blanco. El caso del Marine I pone de manifiesto que las mafias cada vez utilizan con más frecuencia barcos pesqueros -muchos de ellos abandonados en las costas de Africa occidental- para traficar con inmigrantes y no levantar sospechas.
El buque fue avistado el pasado 30 de enero por un avión de reconocimiento español, cuando se encontraba a 500 millas del archipiélago canario y a 100 de Mauritania. El carguero estaba situado en aguas internacionales, cuya seguridad correspondía a Senegal, pero este país se negó a socorrerlo y solicitó el apoyo del buque español Luz del Mar. La tripulación de este barco remolcó a la nave y tomó el rumbo hacia Mauritania, ya que era el país costero más cercano.
El centro de control nacional de Senegal contactó entonces con las autoridades del puerto de Nuadibú, en virtud de lo establecido en el Convenio de Seguridad de la Vida Humana en el Mar (Solas), que está suscrito por España, Senegal y Mauritania, según informó Exteriores en un comunicado.
Este tratado establece que cuando un barco está en peligro se debe dirigir al puerto más próximo. Sin embargo, las autoridades mauritanas alegan que no han firmado el Convenio Solas y, por tanto, no se sienten obligadas a prestar asistencia a la nave ni a acoger a sus ocupantes.