Ayer el día amaneció frío y gris en la Ciudad Universitaria de la Complutense. A ello se le unía un fétido olor a abono, fruto del cuidado de los jardines. Su presencia se hacía palpable a la entrada de cada facultad, pero la cara regañada de los estudiantes no la provocaba la nueva fragancia instalada en el ambiente, sino los exámenes. Pero si esta imagen se daba a las 9.00 horas de la mañana, 20 minutos después, algo cambió. Por la salida de Metro dejaron de salir estudiantes, algo ilógico, y más aún cuando la hora punta se alarga hasta las 10.00 y en época de exámenes, la afluencia alcanza las mayores cotas del curso. ¿El motivo? Por enésima vez, la línea 6 había echado el freno cuando no debía, dando forma a la peor pesadilla estudiantil: no poder hacer un examen que ya se habían estudiado.
A las 9.20 horas, un fallo informático inutilizaba el sistema de señales de Metro. Comenzaba una cadena de retrasos que afectó a toda la línea y en especial al tramo correspondido entre las estaciones de Argüelles y Cuatro Caminos, donde se suspendió el servicio durante 15 minutos. También hubo retrasos entre Argüelles y Metropolitano. Hasta las 9.50 horas, el llamado circular no volvió a recuperar su ritmo habitual. La fortuna que le dio la espalda a los cientos de estudiantes que llegaron tarde a sus facultades para examinarse, reapareció poco después. Los profesores, avisados del problema por algunos estudiantes que sabían que sus amigos iban a hacer el examen y no aparecían, avisaron a los docentes que en muchos casos atrasaron la hora de inicio de las pruebas. Los que llegaron irremediablemente tarde, podrán disfrutar de otro día para probar cuanto saben de la asignatura en cuestión.
Fuentes de la Complutense aseguraban ayer que desde la Universidad «se va a garantizar que pueda repetir el examen todo alumno que se vea perjudicado por causas justificadas. En estos casos, se insta a los profesores a que se repita el examen, aunque le cause trastornos al docente porque tenga que cambiar las pruebas. Ya se ha hecho, por ejemplo, en otras averías, y en la selectividad del año pasado por la enfermedad de un alumno o el fallecimiento de un familiar», detallaban.
La distribución de las facultades también propició que lo que pudo ser un gran estropicio se quedara en un indeseado incidente. Los alumnos de las facultades de Derecho o Química que van en Metro, cuando tienen un examen a las 10.00 horas suelen llegar a la Ciudad Universitaria con más de media hora de antelación. El motivo es que, aunque sus aulas no están especialmente lejos, suelen aprovechar que tienen el abono transporte y nada más salir de la estación cogen uno de los cuatro autobuses (G, U, 132, 82) que les deja en la misma puerta de la facultad.
La ventaja que tienen los jóvenes matriculados en Medicina, Odontología, Farmacia o Enfermería al tener el suburbano colindante con sus facultades sí pudo convertir la jornada en una catástrofe de nervios y sorpresas inesperadas.
Asimismo, la dirección de Metro de Madrid ha dado instrucciones para la apertura inmediata de una investigación interna que permita averiguar quién o quiénes facilitaron ayer por la mañana el acceso a la cabina de un convoy de la línea 6 (circular) a una persona ajena a la compañía justo 10 minutos después de que se solventara una avería informática.
La avería provocó la suspensión del servicio entre las 09.45 y las 09.53 horas entre las estaciones de Argüelles y Cuatro Caminos.
Las normas de la compañía impiden, por motivos de seguridad, el paso de cualquier persona a la cabina del conductor del metro sin previa autorización.
Para acceder a la cabina de los trenes se requiere un permiso expreso de la Dirección de Operaciones.
El incumplimiento de esta norma lleva aparejado una sanción comprendida entre los tres y siete días de suspensión de empleo y sueldo.
Este hecho se produce en la línea 6, que ha venido sufriendo interrupciones en su servicio, según Metro de Madrid, «en muchas ocasiones por causas ajenas a su funcionamiento».
