Macroevento musical? ¿Espacio para el ocio y disfrute familiar? ¿Convocatoria con mensaje solidario? Todo en uno: el festival Rock in Rio pide pista para aterrizar por primera vez en España. Y lo hace con intención de hacerse un hueco. Será en 2008 (días 27 y 28 de junio y 4, 5 y 6 de julio) cuando uno de los acontecimientos de naturaleza guitarrera (aunque hay de todo un poco) de mayor repercusión del planeta abra aquí su nueva sucursal, gemela de la que se inauguró en Lisboa hace tres años. A los hijos del Rock & Roll, bienvenidos a Arganda del Rey.
La ciudad de la periferia de Madrid se convertirá, de la mano de esta iniciativa ciertamente mastodóntica, en la segunda sede ibérica de la caravana de sonidos a la que ya se ha subido, desde su primera edición en Rio de Janeiro, año 1985, gente de pelaje tan variopinto como Red Hot Chili Peppers, REM, Sting, Paul McCartney, Prince, Santana, Oasis, Guns N' Roses y Queen, entre otras formaciones de relumbrón (se contabilizan casi 400 actuaciones en vivo y más de cuatro millones de espectadores en las cinco fechas programadas hasta el momento).
Para poder presentarse como capital mundial de la música durante los cinco días en los que los escenarios bullirán como si de hora punta se tratase, Arganda del Rey se pone manos a la obra y va a construir un recinto especialmente acondicionado y adaptado a las características del gigante concebido por el empresario brasileño Roberto Medina. Llevará por nombre, a la manera de su hermana lusa, Ciudad del Rock. Dispondrá de 200.000 metros cuadrados de superficie (el equivalente a 20 estadios de fútbol como el Santiago Bernabéu) y 30 millones de euros de inversión. Tendrá capacidad para albergar a 100.000 personas al día (cada uno de ellos dedicado a un género musical distinto), dispuestas a disfrutar de 90 horas de conciertos de cerca de 70 grupos y solistas internacionales y nacionales.
Pero hay más: al margen de lo que suceda frente al micrófono y a las pantallas gigantes, la Ciudad del Rock pone al alcance talleres infantiles, deportes de riesgo, tiendas, restaurantes... La idea es que el parque proyectado pueda ser multiusos y, por tanto, apto para llevar a cabo todo tipo de actividades, como ferias, convenciones, espectáculos o, sin más, estar disponible para la contemplación. El horario ayudará: las puertas se abrirán a las 16.00 horas y se cerrarán a las 4.00.
Por áreas, el espacio albergará el Escenario Mundo, el Escenario España, la carpa electrónica, la zona VIP, la radical y la reservada a niños. Habrá 500 aseos (más de 150 personas velarán por la limpieza, caballo de batalla de todo festival), tres puestos médicos y un minihospital. La oficina carioca de arquitectura Ciclodesign firma el proyecto.
En espera de que el cartel vaya cargándose de nombres (la selección se realizará «siguiendo los gustos del público español» y consultando a los medios de comunicación, aseguran los organizadores; «todo el mundo desea actuar en Rock in Rio», quitó hierro al asunto el promotor Gay Mercader), Alejandro Sanz es, por el momento, el único artista que ha confirmado su presencia. Tanto en la cita madrileña como en la portuguesa, que se celebrará de forma simultánea, redoble insólito en la historia del festival.
Sanz, además de subirse a la tarima, ejercerá de embajador del proyecto social Por un mundo mejor. La iniciativa pretende ser un aldabonazo en la conciencia a la hora de reducir la emisión de CO2. Así, entre el 2% y el 5% del dinero recaudado en la venta de entradas irá destinado a planes de educación orientados a este fin. «Me considero un poco el mercenario de estas causas», se retrató el autor de Corazón partío.
Rock in Rio permanecerá en territorio madrileño, como mínimo, en tres ediciones: 2008, 2010 y 2012. En 2014 centrará sus esfuerzos en su tierra natal, mirando de reojo la probable adjudicación del Campeonato Mundial de Fútbol.