La Comisión Europea (CE) propondrá previsiblemente hoy obligar por ley a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los automóviles nuevos a un máximo de 120 gramos por kilómetro desde 2012, anunció ayer el presidente comunitario, José Manuel Durao Barroso.
La decisión pone fin a la pugna interna en la CE entre el comisario de Medio Ambiente, el griego Stavros Dimas, partidario de un compromiso obligatorio, y el de Industria, el alemán Gunter Verheugen, que defendía no ir más allá de un pacto voluntario con la industria. Barroso apuntó que la carga del recorte de las emisiones no recaerá exclusivamente sobre los fabricantes de automóviles, sino que implicará a otros sectores, como el de los biocombustibles.
La medida será asumida con distinto agrado por los fabricantes europeos. Los fabricantes alemanes reclamaron que se tenga en cuenta el segmento al que pertenecen los vehículos para establecer un límite de emisiones, mientras el Gobierno francés se mostró a favor de una normativa exigente con los coches nuevos, pero a condición de que «no penalice a los fabricantes que ahora tienen buenos resultados».
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