DANIEL G. SASTRE
BARCELONA.-
«Hemos hecho lo que creíamos que teníamos que hacer.Teníamos todo el derecho». Con estas palabras, el líder de ERC y vicepresidente de la Generalitat, Josep Lluís Carod-Rovira, justificó ayer la apuesta de su partido por el PSC en detrimento de CiU tras las autonómicas. En una conferencia muy esperada, que trufó con referencias a Lenin, Prat de la Riba, Kavafis y Jordi Pujol, Carod revistió de teoría y estrategia política el plantón de Esquerra a los nacionalistas moderados, cuyo discurso «esencialista» consideró agotado.
El acto, organizado en el Palau de la Generalitat, reunió a un nutrido grupo de políticos e intelectuales. Casi todos los consellers de ERC en el Gobierno de Montilla, Miquel Iceta y Caterina Mieras (PSC), Joan Boada (ICV) y Joan Coscubiela (secretario general de CCOO), entre otros, quisieron acompañar a Carod, que tituló una intervención pensada como hoja de ruta de los republicanos para los próximos años El patriotismo social, motor de construcción nacional.
Carod arremetió contra la idea de Artur Mas de hacer de CiU la «casa común» del catalanismo porque, en su opinión, «es un gran error creer que todos los que queremos garantizar nuestra continuidad nacional nos tenemos que juntar en un partido», y abogó por un sentimiento más transversal: «El patriotismo catalán ha de estar presente en todas las siglas de nuestra democracia. En un solo partido, quizás podríamos ganar unas elecciones, pero tal vez perderíamos el país».
Sin embargo, tras tanta crítica a CiU, Carod se apropió de algunas ideas de Jordi Pujol, como la de la importancia del «ascensor social» y la de calificar la situación actual de Cataluña como «prenacional» y no «posnacional», como proclamó el presidente de la Generalitat, José Montilla. «No hemos renunciado a la nación catalana, como los daneses no han renunciado a la danesa ni los franceses a la francesa. Ya que estamos en una etapa de construcción nacional, el periodo previo a la construcción plena de una nación, nuestra situación no es en ningún caso prenacional», dijo.
Por lo demás, su discurso se centró en convencer a la audiencia de que «el giro social y el impulso nacional» son «dos caras de una misma política», y en subrayar la importancia de los símbolos para la «cohesión social», la evolución de los rasgos nacionales en los pueblos y la necesidad de hacer del catalán «la lengua de todos sin excepción».
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