Gilbert & George son educados en las formas y traviesos en el fondo. Por su estampa (elegantes trajes a medida y corbatas de diferente tonalidad) podrían pasar por ejecutivos de la City. Viven en esa miscelánea de culturas y que es Brick Lane, en el East End londinense. Éste es el escenario inspirador de gran parte de su obra, y que rara vez abandonan: sólo para presentar su obra o escaparse a su habitual refugio de Navidad, Lisboa.

Superadas algunas reticencias iniciales, la Tate Modern inaugurará el próximo jueves día 15 la mayor retrospectiva sobre su trabajo, con 200 piezas. Y una serie nueva: seis paneles concebidos en homenaje a las víctimas de los atentados del 7-J en la capital británica. ¿Sus títulos? Bomb, Bombs, Bomber, Bombers, Bombing y Terror.

Pregunta.- Ustedes se consideran dos personas, pero un solo artista. ¿Dónde acaba la persona y empieza el artista?

George.- Somos una fusión, una combinación. Para nosotros, no hay separación entre arte y vida.

Gilbert.- Incluso cuando estamos esperando un autobús, la gente nos ve como una pieza de arte.

P.- ¿Creen que un artista tiene que crearse hoy una personalidad pública para ser reconocido y tener influencia en el arte moderno?

Gilbert.- Es lo que pretendimos en nuestros inicios al convertirnos en escultura viviente. Hicimos de nosotros el centro de nuestro arte, algo inusual en aquel momento. Y ahora cada vez más artistas quieren hacer lo mismo.

P.- ¿Se refieren a los artistas jóvenes lanzados por Charles Saatchi: Tracey Emin, los Chapman, Damien Hirst?

Gilbert.- (indignado) Bueno, ¡Tracey Emin incluso ya vive en nuestra calle! Algunos de ellos también viven aquí cerca.

P.- Parece que han hecho más dinero que ustedes... ¿a qué se debe tanto éxito?

Gilbert.- Mucho más. Tienen el apoyo de Saatchi, él los compró, compra a todo el mundo. Y también compra a los medios.

George.- Pero nunca nos compró a nosotros. Y pocos artistas pueden decir lo mismo.

P.- Han estado juntos durante casi 40 años y continúan lejos de dejarse llevar por la comodidad de la vejez, ¿cómo lo hacen?

George.- Siempre soñamos con el día en el que abramos el periódico y leamos: «Gilbert & George son unos artistas fantásticos». Es nuestro sueño. ¡Eso nos mantiene jóvenes! Los artistas nos preguntan «¿para qué luchar durante tantos años?». Y yo les respondo: «Para crear imágenes, conseguir vuestro orgullo y vernos un día de pie en una exposición con un vino en la mano y rodeados de gente joven chupándonos por todas partes».

P.- Siempre han estado por delante de las tendencias, como cuando se instalaron en el East End londinense décadas antes de que todos los jóvenes artistas invadieran esta zona.

George.- Es un distrito que tenía fama de violento.

Gilbert.- Y cargó con el mito de Jack el Destripador, que hacía sus fechorías aquí al lado, en nuestra propia calle.

George.- Pero ahora tenemos a Drugs (drogas) el Destripador [risas]. Es cierto, estamos rodeados de drogadictos, algunos peligrosos, otros tristes víctimas. Como las chicas que nos encontramos por las mañanas en un café de Brick Lane, al lado de nuestra casa. Vienen de Sussex o Surrey (extrarradio de Londres), son hijas de médicos y abogados y lucen marcas de jeringuillas en sus piernas. Muy alarmante.

Gilbert.- Nunca estuvimos metidos en drogas.

George.- Pero lo encontraríamos más interesante si estuviéramos infringiendo alguna ley.

P.- El barrio cambia, pero siguen cumpliendo con su rutina diaria de cenar en el mismo restaurante turco de Hackney (en el East End), recientemente declarado en una encuesta el peor distrito para vivir en Reino Unido.

Gilbert.- No estamos nada de acuerdo, es un sitio fantástico. Ahora evitamos ir al West End. Solíamos ir allí hace mucho tiempo, cuando aún no había restaurantes para cenar en el East End. Ibamos a The Blitz, un club del inicio del movimiento punk. Allí conocimos a gente como Boy George o Sting. Ahora algunos de ellos viven en sus fincas, se han convertido en country gentlemen.

P.- En la exposicón de la Tate Modern, dedican una serie de piezas a los atentados del 7-J. ¿Creen que pueden aportar algo especial?

George.- Los líderes religiosos abordan el tema sin ningún sentido de dignidad. Ése es el problema. Lo mismo ocurre con los políticos y los medios. Mostraron fotografías del autobús destruido, ¡eso es terrible! Como artistas, podemos aportar ese sentido de dignidad.

P.- ¿Cree que los atentados dieron pie a un clima de desconfianza hacia los musulmanes?

George.- Yo culpo a los musulmanes. Si no hubieran puesto las bombas, no tendríamos problemas.

Gilbert.- Es un asunto muy difícil. Al final, ellos nos ven como infieles. Y les dicen en la mezquita que nosotros somos unos pervertidos.

George.- No entiendo por qué el Gobierno insiste en decir que están integrados como nosotros. Nosotros sí estamos integrados. Yo como curry, pero ellos no comen huevos con bacon.

Gilbert.- Están insatisfechos. Quieren incluso apoderarse del mundo. Especialmente, en España. Se están trasladando allí de nuevo para recuperar el terreno perdido, Granada, Córdoba...

P.- ¿Qué tipo de homenaje artístico ofrecerían a Tony Blair cuando abandone el poder?

Gilbert.- ¡Nada!.

George.- No es nuestro primer ministro favorito.

Gilbert.- David Cameron [líder de los tories] es nuestro preferido. Una vez dijo: «Abraza al hoodie» [jóvenes que usan capucha]. Siempre fuimos conservadores.

George.- Creemos que el arte y la cultura están por delante de la política. Dependiendo de qué exposiciones veas, qué música escuches o qué libros leyeron tus padres, seremos de una manera u otra y emitiremos nuestro voto en consecuencia. Seremos como un ser cultural. Primero está la cultura, y después la política.

Gilbert.- No creemos en la política y los medios, nos gusta la idea del libre mercado y la libertad del individuo. Sin libre mercado, no hay arte. El arte es elitista, está basado en el dinero.

P.- Hasta ahora, la Tate Modern no había colgado cuadros suyos, ¿se toman la exposición como una venganza?

George.- Es cierto, ni siquiera después de la reestructuración del museo. No somos los únicos.

P.- Después de esta retrospectiva, ¿qué esperan? ¿el título de Sir?

George.- Nunca lo harían...

Gilbert.- No, pero sería divertido porque irritaría a todo el mundo. ¿Se lo imagina? Ja, ja, ja.

George.- Sería muy bueno para nuestros enemigos.

Gilbert.- Mmm. Sería la mayor venganza contra la iglesia que tenemos justo a la vuelta de la esquina [en la zona de Spitalfields]. Hace unos 20 años, el vicario apareció en televisión para atacarnos.