Cuentan que incluso pensó en dejarse de nuevo el bigote de Alatriste sólo para lucirlo en la alfombra roja. Pero lo más recordado de Viggo Mortensen en los pasados premios Goya, aparte de sus sonrisas y de cierto mohín ante la parodia del presentador, José Corbacho, de su Alatriste, fueron sus dificultades para hablar en castellano con los informadores. Balbuceos, no obstante, que suplió con caballerosas sonrisas y con una notable aportación de charme en una ceremonia habitualmente no sobrada de glamour.
Pero ahora, dos semanas después, el actor nacido en Nueva York ha hablado claro. Lo ha hecho en la web literaria de su propiedad Perceval Press (www.percevalpress.com).
Y Mortensen, toda una estrella de Hollywood que se tomó la molestia de 12 horas de avión, en medio de un rodaje con David Cronenberg, para viajar hasta Madrid a recoger un premio que (probablemente) sabían que no le iban a dar, ha cargado con fuerza contra el gran ausente aquella noche: Pedro Almodóvar.
«En vez de volver, [Almodóvar] prefirió la mala educación», escribe con indudable ingenio el actor, que en los tres párrafos del escrito deja clara su indignación con respecto al director de Mujeres al borde de un ataque de nervios, y su orgullo por la sobriedad con que el equipo de Alatriste encajó, con luz y taquígrafos, su (en cierto modo) derrota en la ceremonia. El filme de Díaz Yanes tradujo en tres premios menores sus 15 candidaturas, mientras que Volver se llevó los galardones grandes y optaba a una menos que Alatriste, 14.
«La notable y posiblemente calculada ausencia del multinominado Pedro Almodóvar, que esperó hasta después de las votaciones para anunciar que no venía, no le quitó lustre al evento», comienza Mortensen, que tres líneas más abajo entra a matar con su espada: «La verdad es que me cuesta entender cómo un director con tanto talento y más premios ganados que Buñuel pueda consistentemente faltarle [al] respeto a la Academia y al público español, que tanto cariño y reconocimiento le han dado a través de los años».
La ausencia del cineasta manchego ya generó en su momento ríos de tinta, aunque el susodicho -que no asiste a la entrega de los Goya desde 2001- lo justificó en su cansancio por la promoción de Volver en la carrera a los Oscar, finalmente fallida: sólo Penélope Cruz optará a estatuilla, cuando los hermanos Almodóvar soñaban incluso con entrar en el quinteto a mejor director. Pero apenas días después, su productora, El Deseo, enviaba un mensaje claro anunciando que el director sí estará en dos ceremonias similares en Londres esta semana: la entrega de los Bafta y los premios de la crítica inglesa. Demasiadas coincidencias para una historia, la de Almodóvar con los Goya, envenenada desde tiempo inmemorial. Atame llegó en 1990 con 15 candidaturas y se fue de vacío. Igualmente fracasaron Tacones lejanos, La flor de mi secreto y Carne trémula, mientras que el solitario premio a Verónica Forqué por Kika fue visto más como pedrea que como caricia.
La primavera generada por Todo sobre mi madre, que arrasó con siete estatuillas en 1999, fue flor de un día: con Hable con ella (un goya en 2003) se volvió a las andadas, y a lo grande: la Academia prefirió Los lunes al sol para luchar en los Oscar, y Hollywood le largó una sonora bofetada a sus colegas españoles con el Oscar al guión de la cinta de Almodóvar.
La «fiesta privada»
Y cuando la Academia se preparaba para escenificar el reencuentro con los pródigos Almodóvar, el director decidió escaquearse. Escribe ahora Mortensen «Los que tuvimos la suerte de poder y querer ir lo pasamos muy bien. Espero que Pedro, veterano de tales ceremonias, lo haya pasado bien en su fiesta privada».
El actor arrima el ascua a su sardina afirmando que «puede que [la ausencia de Almodóvar] haya resaltado el coraje y la humildad de Agustín Díaz Yanes y los otros directores, que sí acudieron».
Mortensen asegura además en la nota que «ganar o perder premios no es lo más importante en el trabajo de hacer cine, aunque por supuesto felicito a todos los que tuvieron suerte este año. Lo que más vale en tal ocasión, al fin y al cabo, es el compañerismo y el hecho de estar presente, pase lo que pase».
El entorno del actor aseguraba ayer que éste «no se arrepiente de haber escrito nada», y que llegó a Madrid dos horas antes de los Goya y se fue a la mañana siguiente.
Para terminar Mortensen, a quien la prensa anglosajona ha colocado el cartel de antidivo, asegura en la nota en un arranque racial: «Ahora que empieza a presentarse Alatriste por el mundo, será grato mostrar lo que puede hacer un equipo español con dos cojones».