Luis Aragonés no estaba especialmente locuaz ni alegre tras el partido. Si acaso, algo descreído. «Un seleccionador no puede hacer nada en dos días, salvo poco más que hablar con los jugadores. El gran problema es que los ves cada dos meses y medio. Había que dialogar, más que nada por el aspecto anímico, psicológico. No tengo ningún mérito en esto».
Fue por eso, por la falta de tiempo, por la dedicación a la mente más que al juego, por lo que Luis decidió, según dijo, jugar el primer tiempo con mayoría de jugadores del Valencia, con una estructura que se conoce y que no necesita demasiadas instrucciones.
El técnico reconoció que España salió nerviosa, con presión y que le sorprendió que los ingleses les dejaran el pasillo derecho para jugar con total placer. Se aprovechó. «¿Un rival pobre?», le planteó la prensa inglesa. Siempre el que pierde es débil, vino a decir, pero, elegante, recordó los grandes tiempos del fútbol inglés.
De golpe, Iniesta. Autor del gol. Más que eso. Jugó, se movió, mandó y además deleitó con esos goles que en campos míticos como este, Old Trafford, son aún mejores. «Me alegro por él. La gente del centro del campo tiene que hacer goles cuanto antes para crecer, para ser centrocampistas de los grandes».
Le volvieron a insistir: «¿Se ha equivocado no sacándole antes?». «Quería ver otras cosas, y el seleccionador soy yo». Entonces, «¿ya las ha visto e Iniesta se ha ganado ya un puesto?» Tampoco. «Iniesta es muy joven y se va haciendo. No hace falta ser seleccionador para saber que va a ser un gran jugador. Siempre ha estado conmigo, lo llevé al Mundial. Debe seguir creciendo a través de sus goles».
La verdad es que el seleccionador rumiaba por dentro su pequeña especie de venganza después de una temporada en la que casi todo el mundo le ha intentado lapidar. Y sabe que si el 28 de marzo, después de ganar a Dinamarca y a Islandia, incluso podría hacerle a alguien una peineta de las suyas.
En general, la sensación de los jugadores internacionales no era la de haberse clasificado ya para la Eurocopa del próximo año, ni mucho menos. Si hace poco tiempo, después de haber acumulado tres derrotas en los hasta ayer últimos cuatro encuentros, no se rasgaban las vestiduras y lo daban todo por perdido, ayer tampoco hicieron sonar las campanas camino del aeropuerto de Manchester.
«Lo que tenemos que lograr es regularidad. Por este triunfo no hay que volverse locos. No lo vamos a hacer nosotros en el vestuario. Puede que ahora la prensa nos vuelva a colocar como favoritos para ganar el Mundial, pero nosotros sabemos que tenemos que seguir trabajando mucho para regresar al puesto que le corresponde a España». Fueron las palabras del protagonista del duelo, Iniesta. «Controlé el balón, vi la posibilidad y no lo dudé un momento. Tuve suerte porque la mayoría de ocasiones no entran», afirmó.
Veterano como ningún otro en la selección de ayer es Javi Navarro, que el martes cumplió 33 años. Las sanciones de Ramos y Puyol le abren las puertas para jugar el partido ante Dinamarca. «Para eso queda un mes y pueden pasar muchas cosas. Para mí representa una ilusión muy grande», apunta.