El Consejo de Ministros italiano ha decidido mostrarse severo ante la ola de violencia que azota los estadios de fútbol y, para demostrarlo, ayer dio su bendición a las duras medidas acordadas el lunes por el ministro del Interior, la ministra de Deportes y representantes de la Federación Italiana de Fútbol y del Comité Olímpico Nacional.

El Ejecutivo aprobó un decreto de ley y un proyecto de ley con los que pretende devolver la serenidad al mundo del calcio y hacer seguros los estadios, según anunciaba el ministro de Relaciones con el Parlamento, Vannino Chiti. Entre las medidas refrendadas por el Gobierno de Prodi se encuentra la de prohibir la presencia de público en aquellos estadios que no cumplan los requisitos de seguridad.

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El decreto ley aprobado ayer por el Consejo de Ministros prohíbe por ejemplo la venta en bloque de entradas a los tifosi de los equipos visitantes. Pero sobre todo ordena que se celebren a puerta cerrada los partidos que tengan lugar en estadios que no respeten las medidas de seguridad, una decisión a la que se oponen furibundamente los presidentes de los clubes. De hecho, los representantes de numerosos equipos están peleando para conseguir que al menos se permita el acceso a los estadios de los abonados... «Quien ama el calcio estará de acuerdo con estas medidas, y quien no lo ama y ha tratado de destruirlo se opondrá», sentenciaba Giuliano Amato, el ministro del Interior.

Hasta ahora debían cumplir una normativa especial para campos de fútbol los estadios con capacidad para más de 10.000 espectadores. Pero el decreto ley aprobado ayer por el Gobierno de Romano Prodi rebaja esa cifra hasta 7.500 espectadores, a fin de evitar incidentes también en las categorías más pequeñas, escenario en ocasiones de trifulcas sin el altavoz de los medios de comunicación.

El Ministerio del Interior dirá hoy cuáles son los estadios que cumplen la normativa exigida y cuáles no. Según los rumores que circulan por Italia en los últimos días, se cree que en Primera División sólo cinco partidos se disputarán el domingo con presencia de público: Cagliari-Siena, Palermo-Empoli, Roma-Parma, Sampdoria-Ascoli y Torino-Reggina. En la Segunda División numerosos estadios se verán obligados también a jugar con las puertas cerradas, incluido el del Nápoles.

Asimismo, el Ejecutivo ha aprobado extender a 48 horas el periodo en el que puede permanecer detenida sin pruebas una persona sospechosa de haber cometido crímenes de violencia relacionados con el fútbol. Y, por primera vez, durante las manifestaciones deportivas estará rigurosamente prohibido el uso y posesión de petardos y cohetes. Y no sólo el día del encuentro, sino también en las 24 horas anteriores y posteriores al mismo.

Hace un mes un agente de la Policía resultó gravemente herido en las piernas y en los genitales al ser alcanzado por un petardazo durante el partido entre la Salernitana y el Cavese. Y en un principio se barajó la posibilidad de que el agente Raciti, el policía asesinado el viernes durante los graves enfrentamientos registrados durante el Catania-Palermo, hubiera podido perder la vida tras explotarle en plena cara uno de esos artefactos pirotécnicos.

«Se trata de unas medidas particularmente severas, sin precedentes», reconocía el viceministro del Interior, Marco Minniti.