Arranca y el tirón es algo más suave que el del Metro y, por supuesto que el de un autobús. Va cogiendo velocidad y alcanza, siempre con prudencia, los 50 kilómetros por hora, velocidad de pruebas. Después de una larga recta viene una cuesta que parece que le va a frenar, pero sube sin problemas y con fuerza. Los nuevos metros ligeros que harán el recorrido desde Colonia Jardín ya funcionan en pruebas desde hace unas semanas.
A los dos lados de las vías trabajan decenas de personas, todas vestidas con sus chalecos reflectantes y su casco. Están rematando decenas de puntos e incluso colocando cuadros eléctricos. El paso de los trenes en pruebas, en ambas direcciones, no interrumpe los trabajos.
El conductor que nos lleva hace el recorrido desde hace varios días en una zona habilitada para hacer las pruebas y que se irá ampliando conforme la electrificación se extienda por las dos líneas a Boadilla del Monte y Pozuelo.
La puerta de entrada al vehículo es mucho más ligera que la del Metro y tiene el mismo tipo de dispositivo para abrirla desde fuera. El viajero apenas tiene que hacer esfuerzo para subir. El suelo del vagón está al mismo nivel que el del andén, lo que facilita la entrada, incluso, para los coches de los minusválidos. «Cumplimos las normas de la comisión de accesibilidad», afirma Antonio González, director de Mintra y hombre enamorado del transporte.
Los vagones son luminosos. Los grandes ventanales permiten que la luz invada todo el coche. Las barras para sujetarse son de color amarillo para que puedan ser vistas rápidamente por las personas que tienen solo un porcentaje de visión. Cuentan con avisos ópticos, audición y áreas de estancia para personas en sillas de ruedas.
Los vagones son diáfanos, similares a los de la última serie del Metro. El conductor va en una cabina con la puerta transparente y tiene, además de todos los aparatos para maniobrar y abrir y cerrar puertas, una cámara que le indica si los viajeros ya han subido o bajado del vehículo.
Los conductores han tenido una primera fase de formación y posteriormente han estado en Oporto, donde la empresa concesionaria tiene una red similar. «Allí se han familiarizado con el servicio y han visto el funcionamiento que prestaremos aquí dentro de unos meses», afirma uno de los representantes de la empresa. En un principio la plantilla para dar servicio a las dos líneas (Pozuelo y Boadilla) estará compuesta por unas doscientas personas, entre conductores, personal de mantenimiento y oficinas.
El sistema de Metro Ligero ya funciona en Burdeos, Oporto, París, Melbourne o Estrasburgo. Los metros ligeros son rentables, ecológicos y seguros y se combinan con el resto de modos de transporte, añaden los concesionarios.
Los vehículos Alstom están dotados de sistemas de protección automática contra choques o superación de la velocidad marcada.
Los trenes ligeros que están actualmente en pruebas tienen una capacidad para 54 plazas sentadas, dos para sillas de ruedas y acompañante y 132 usuarios de pie. Las plazas podrían incrementarse si la demanda lo aconsejara hasta las 282 plazas con más vagones. Los vehículos que se pondrán en funcionamiento a primeros de mayo tendrán cinco vagones y la velocidad máxima será de 70 kilómetros por hora. Tienen una longitud de 32 metros y su color rojo y azul se ve desde la distancia.
Los trenes dormirán en unas cocheras que están muy cerca de la Ciudad de la Imagen, en Pozuelo de Alarcón. Se han construido varias naves. Una de ellas es de paso obligatorio y es donde se lavan cada día los trenes después de trabajar durante la jornada.
Otra está destinada a taller de reparaciones, mientras que la última es la que sirve de garaje. El lunes había ya un elevado número de metros que son trasladados desde la fábrica. Las naves están preparadas para una posible ampliación. Gane el PP o el PSOE, y si el sistema funciona bien, algo que nadie duda, el Metro Ligero llegará en pocos años a Las Rozas y Majadahonda.