Dejar de fumar puede ser más fácil. O al menos esa es la intención de la Comunidad de Madrid, que ayer anunció que financiará íntegramente los tratamientos para abandonar el tabaco a los enfermos crónicos. En un principio puede parecer que la mayor parte de los fumadores son ajenos a dichas enfermedades, pero según el documento científico presentado ayer por el consejero de Sanidad y Consumo, Manuel Lamela, en ese grupo entran el 30% de los fumadores madrileños.
El estudio respalda la financiación de tratamientos para todos los enfermos que presentan dolencias producidas por el tabaquismo (EPOC o enfermedad cardiovascular), patologías agravadas por el tabaco (asma bronquial y otros problemas respiratorios). También se tratará a los fumadores con dependencia intensa o problemas psíquicos.
Para darle más entidad al anuncio, Lamela firmó el desarrollo de la medida junto a los representantes de las cinco sociedades científicas más destacadas en el diagnóstico y tratamiento del tabaquismo: la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (Neumomadrid), la Sociedad Madrileña de Medicina Familiar y Comunitaria (SMMFyC), la Sociedad Madrileña de Medicina Rural y Generalista (Semergen Madrid), la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo, (SEDET) y los Farmacéuticos Comunitarios de Madrid (Facor).
Los expertos aseguran que se utilizarán los métodos más eficaces para la deshabituación tabáquica, ya que actualmente se consiguen unas cifras de abandono cercanas al 50%. La iniciativa cuenta con un presupuesto de un millón de euros para la adquisición de tratamientos. En él se utilizarán medidas ya asentadas como chicles, pastillas y parches de nicotina junto a medicamentos que ejerzan de terapia sustitutiva de la nicotina. Ahí entrarán en juego diversos medicamentos.
Por un lado está el bupropión, un medicamento de los llamados antidepresivos que viene envasado en forma de tabletas regulares de acción prolongada para tomar por vía oral. Funciona al aumentar ciertos tipos de actividad en el cerebro y su uso ya está muy extendido. Por el otro, está la vareniclina, un medicamento desarrollado especialmente para acompañar la cesación del tabaquismo, que en diversos estudios clínicos ha demostrado ser superior al bupropión.
El lugar elegido para renovar las esperanzas de quienes no pueden librarse del cigarrillo, han sido las nuevas instalaciones de la Unidad Especializada de Tabaquismo (UET) que ayer se inauguraba oficialmente. El centro, ubicado en la calle de Marqués de Marcenado, y aspira a convertirse en una unidad de referencia en la asistencia y tratamiento del tabaquismo, ya que coordina la Red de Consultas de Tabaquismo. Actualmente, hay 36 consultas en la Comunidad, 16 de ellas en los hospitales de Madrid, en su área de Neumología.
También es pionero en España a la hora de abordar el tabaquismo desde lo que denominan «una visión integral». La asistencia y tratamiento al fumador, la formación del personal sanitario y la investigación, son las columnas de su trabajo. Las terapias grupales y el seguimiento periódico de los pacientes son otras.
En 2006, los sanitarios de la UET atendieron 760 fumadores en más de 4.000 consultas médicas en las que fue habitual efectuar cooximetrías, espirometrías y otras determinaciones analíticas. Se espera que más gente se lance a deshabituarse a la nicotina aumente con la creación de un teléfono de información, proyecto anunciado ayer.
La Comunidad de Madrid había iniciado su ofensiva de apoyo a quienes quieran dejar el cigarro a mediados 2005, cuando comenzó a ofrecer tratamientos de carácter gratuito a los docentes, funcionarios y profesionales sanitarios. Con las últimas medidas, Madrid «da un paso modélico en el sistema sanitario público y se coloca a la cabeza de las pocas administraciones de todo el mundo, que destinan fondos públicos para el tratamiento de esta enfermedad, que tanta mortalidad produce», según palabras del propio Lamela.
Todas estas iniciativas se enmarcan en el Plan Regional de Prevención y Control del Tabaquismo que coordina la Dirección General de Salud Pública y Alimentación. Con ellas, el Gobierno regional aspira a que el consumo del tabaco siga descendiendo.
Los últimos datos revelan que los fumadores han disminuido un 29%. Quienes más fuerza de voluntad han tenido para apartar las cajetillas de cigarro de su vidas han sido las personas comprendidas entre los 18 y 64 años (un 36,3% en 2004 a un 34,8% en 2005 y un 32,7% en 2006.).
Los jóvenes de 15 y 16 años, son los que menos han dejado de consumir (un 21% en 2004 hasta un 15,8% en 2005 y un 14% en 2006). Continuará por tanto la promoción de iniciativas para prevenir el inicio del consumo como Adolescentes sin tabaco. En él participan más de 20.000 alumnos con significativos resultados.