FERNANDO MAS. Enviado especial
MANCHESTER (REINO UNIDO).-
¿Una sola persona? ¿Varias? ¿Contra qué? ¿Contra quién? La policía está desconcertada. El Gobierno ha abierto una investigación y ha alertado a empresas públicas y privadas. El servicio de correos ha incrementado sus medidas de seguridad. El Reino Unido vive una oleada de ataques con cartas bomba. Siete desde el pasado 18 de enero. El resultado: seis personas heridas.
La carga de explosivo es pequeña. Las heridas provocadas, menores. Pero la amenaza crece. En los últimos cinco días ha habido cuatro ataques. El de ayer, en Swansea, Gales, envió a cuatro personas al hospital. No hay un punto en común que permita conectar todos los ataques. O sí, pero aún no se conoce. Lo que sí se sabe es que todos los artefactos caseros llegan en el mismo tipo de sobre: acolchado y de tamaño A-5. Y también que no se trata de un explosivo convencional. Así lo dijo ayer el responsable policial Anton Setchell.
En algunos casos, los ataques van dirigidos directamente contra laboratorios o compañías que trabajan con animales. En otros casos, el elemento de unión puede ser el tráfico, ya que las cartas van dirigidas bien a las compañías encargadas de colocar las cámaras que controlan la velocidad en las autovías, bien a las que vigilan que se cumpla la zona de circulación restringida en Londres...
Los tres primeros ataques se produjeron el pasado 18 de enero. Pero nada trascendió entonces. Una carta bomba llegó al Servicio Forense de Chelmsley Woo, en Birmingham, otra a la empresa Orchid Cellmark, de Abingdon, y una tercera a LGC Forensic, en Culham. Tampoco se había conocido hasta ayer que un directivo de una empresa de seguridad en Kent recibió el sábado pasado una carta bomba en su domicilio. Al abrirla resultó herido.
¿Motoristas disgustados?
Estos cuatro casos se han revelado después de que, en los tres primeros días de la semana en curso, se hayan producido ataques con cartas bomba. El lunes, una pequeña explosión conmocionó a los trabajadores de la empresa Capita de Londres. Una mujer resultó herida. Esta compañía se encarga de gestionar la Congestion Charge, la tasa impuesta por el Ayuntamiento de la capital a los conductores que quieren acceder al centro de la ciudad con su vehículo privado. Este mismo mes, precisamente, la zona de acceso restringido se amplía al oeste de la ciudad.
El martes, un paquete bomba causó dos heridos en la empresa Vantis, en Wokingham, condado de Berkshire. Esta empresa es la que suministra a la policía las cámaras con las que se controla la velocidad en las autovías. Peter Power, antiguo oficial jefe de Scotland Yard, explicó ayer a la BBC que la policía debe mirar si algún motorista «disgustado» está detrás de estos envíos. El que por ahora es el último ataque se produjo ayer en la empresa Driver and Vehicle Licensing Agency de Swansea, al sur de Gales. Cuatro personas resultaron heridas.
La policía tiene la certeza de que la intención de quien o quienes están detrás de estos ataques es «asustar, no matar». El episodio recuerda al del mítico Unabomber de Estados Unidos, un hombre que durante años se dedicó a mandar cartas bomba a empresas vinculadas con el sector de la tecnología. Mató a tres personas e hirió a muchas más.
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