Entre éstos últimos, y por sorprendente que pueda parecer, figura el monumental San Siro, donde juegan Inter y Milan. Curiosamente, por tanto, lo más probable es que el debut de Ronaldo con la camiseta del Milan se produzca sin la hinchada aclamándole. El campeonato, paralizado desde el pasado fin de semana después de los violentos enfrentamientos que se saldaron con la muerte de un agente de policía, Filippo Raciti, frente al estadio del Catania, se reanudará este fin de semana. Precisamente, ayer, un chico de 17 años confesó haber golpeado al agente fallecido en Sicilia.

Pero, además de los partidos a puerta cerrada, habrá más variantes. Todos se jugarán de día y a la misma hora, a las tres de la tarde, y no habrá ningún encuentro nocturno. Los de Serie B (Segunda División) se disputarán mañana y los de Serie A (Primera División) el domingo. De éstos últimos, cinco contarán con público en los estadios. «Espero que los campos se pongan en regla rápidamente», comentó el ministro del Interior, Giuliano Amato.

Las draconianas medidas aprobadas por el gobierno para frenar la violencia en el mundo del calcio han provocado gran tensión y protestas de jugadores y presidentes de clubes. El delantero del Livorno, Cristiano Lucarelli, pidió ayer que «no haya discriminaciones entre estadios abiertos y cerrados» y agitó la posibilidad de que los futbolistas decidan no jugar el fin de semana. «Pedimos que no haya discriminaciones entre estadios. En caso contrario, podríamos incluso decidir un parón para reflexionar el domingo», comentó. «Estamos en la parte final del campeonato, el torneo corre el riesgo de resultar falseado si se juega en estadios con condiciones distintas».