Esa es la historia de Jawed Karim (el más pobre, con sólo 50 millones de euros), Steven Chen (250 millones) y Chad Hurley (el más listo, no sólo por sus 251 millones, sino porque, además, es el yerno de Clark). Son los tres fundadores de YouTube (literalmente, Tutele), el portal de internet que permite ver -aunque no descargar en el ordenador- vídeos de forma gratuita y que fue comprado por Google por 1.310 millones de euros el pasado 9 de octubre.

Las cifras sobre el patrimonio de los tres fundadores de YouTube proceden de la información que han entregado al regulador del mercado bursátil estadounidense (la SEC) y se basan en algo tan sencillo como multiplicar el precio de las acciones de Google que percibieron en la operación por el número de títulos que tienen en propiedad.

Aunque ellos no han sido los únicos beneficiarios. Según informaba ayer la prensa estadounidense, se estima que al menos otras dos docenas de empleados de YouTube se han visto beneficiados por la lluvia de acciones de Google, una compañía cuyos títulos han subido un 10% desde que adquirió YouTube. Con estas cifras, el portal de vídeos parece tener garantizada su supervivencia, a pesar de sus crecientes problemas legales, que le han llevado a acceder a retirar más de cien millones de vídeos de la empresa Viacom (propietaria de la cadena CBS y de los estudios de Hollywood Paramount) por violación de derechos de propiedad intelectual.

Y quien ha salido más beneficiada es la empresa de capital-riesgo Sequoia, que entre noviembre de 2005 y abril de 2006 aportó 11 millones de dólares (8,5 millones de euros) a YouTube. Con esa inversión, Sequoia se hizo aproximadamente con el 30% de la empresa lo que, tras la compra de Google, se traduce en 941.027 acciones del buscador, valoradas en 340 millones de euros.

Sequoia puede añadir su inversión en YouTube a una alucinante retahíla de éxitos, dado que la empresa estuvo entre las que proporcionó capital en sus primeros momentos, a entre otras, Cisco Systems, Google, Yahoo!, PayPal, Oracle y Apple.