Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE) pronunció la temida frase -«es necesario mantener una gran vigilancia» de los precios en la zona euro para evitar riesgos inflacionistas- y los expertos dieron por seguro un aumento de los tipos de interés para la próxima reunión del consejo de gobierno de la entidad, que se producirá en marzo.
Trichet atribuyó ese oscuro horizonte de inflación de finales de 2007 - que tendrá mejores resultados en primavera - a los posibles incrementos en el precio del petróleo pero, sobre todo, a un crecimiento de los salarios por encima de los esperado. Así, todo apunta a que el próximo mes los tipos se coloquen desde el 3,5% actual al 3,75%, la sexta subida desde que en diciembre de 2005 el BCE diera carpetazo a un bienio de inmovilismo. Los analistas dudaban ayer si el salto se convertirá en el último de 2007 o si, en cambio, se producirán más durante el año hasta alcanzar el 4%.
Las negociaciones salariales, que en países como Alemania se están produciendo en estos momentos, deberían tener en cuenta la productividad, dijo ayer Trichet en rueda de prensa desde Fráncfort, al igual que la tasa aún alta de desempleo en la zona euro y la competitividad de precios.
Asimismo, desde Fráncfort, Trichet defendió la independencia de la entidad que preside. «Seremos inflexibles en el respeto al Tratado de Maastricht» para garantizar la estabilidad de precios y contribuir al crecimiento económico y la creación de empleo, subrayó.
Categórico, el presidente del BCE leyó el artículo específico del Tratado: «Ni el BCE ni los bancos centrales nacionales, ni ninguno de los miembros de sus órganos rectores podrán solicitar o aceptar instrucciones de las instituciones u órganos comunitarios, ni de los gobiernos de los estados miembros ni de ningún otro órgano», recordó.
Trichet reaccionaba así a las acusaciones de políticos franceses, entre ellos el primer ministro, Dominique de Villepin, y el propio jefe del Estado, Jacques Chirac, sumergidos todos ellos en la campaña para las elecciones presidenciales, en las que señalaban que el BCE no había escuchado su petición de no subir los tipos de interés el pasado mes de diciembre, lo que, según los críticos, ha afectado de manera negativa en la actividad económica y la creación de empleo.
El guardián supremo del euro, en su intervención, aseguró mantener sus comentarios de septiembre en la reunión del G7 en Singapur, donde dijo que la moneda de Japón, el yen, debe reflejar la recuperación económica del país asiático y el alza en las tasas de interés niponas desde un nivel cero, lo que provocó un rifirrafe de Europa con otras grandes economías.
«Tendremos una discusión - hoy mismo en la reunión de los ministros de Finanzas del G7 en Essen, Alemania - , y espero que sea seria y rigurosa, porque éste es un tema muy serio y grave», afirmó ayer Trichet sobre este asunto.