Mauritania no acogerá a los 400 inmigrantes que llevan desde el domingo fondeados en un buque a 25 millas del puerto de Nuadibú, salvo que una vez que desembarquen sean trasladados de inmediato por avión a Guinea-Conakry u otro país. Una delegación de Guinea-Conakry, de donde partió la nave, llegó ayer a Mauritania y tenía previsto visitar hoy el barco con el fin de identificar a los inmigrantes y comprobar sus nacionalidades.
El Gobierno mauritano ha rechazado que los sin papeles de origen asiático desciendan en su territorio, a pesar de que ha recibido ofertas económicas por parte del Ejecutivo español, según han informado a este diario fuentes de la negociación.
El secretario de Estado español de Asuntos Exteriores, Bernardino León, viajó ayer urgentemente a la capital de Mauritania, Nuakchot, con el objetivo de desbloquear la situación. El número dos de Exteriores manifestó ayer que en las próximas horas esperaba encontrar una solución para el buque averiado Marine I.
Un portavoz del Gobierno mauritano argumentó los motivos que impiden a este país hacerse cargo del barco: en primer lugar, el buque se averió en aguas territoriales senegalesas -país que alegó que no tenía medios logísticos para socorrerlo-; en segundo lugar, porque en la nave no viaja ningún inmigrante mauritano y, por último, porque fue rescatado por el buque español Luz de Mar.
Por tanto, a su juicio, Mauritania no tiene nada que ver en este incidente: «Decidieron llevar el buque a Mauritania, pero no nos sentimos concernidos por este problema y no nos lo vamos a cargar a la espalda. La única solución es que los inmigrantes se vayan de aquí y que otro país se haga cargo de ellos», indicó un portavoz del Ejecutivo africano a este diario.
España se ha visto envuelta en este drama humanitario, ocurrido a 500 millas de las Islas Canarias, porque fue un avión de reconocimiento español el que descubrió el carguero, que sufrió una avería en el motor. Salvamento Marítimo español informó de este suceso al Centro de Control Nacional de Salvamento de Senegal quien, hábilmente, se quitó de enmedio y solicitó el apoyo del buque remolcador español Luz de mar y señaló como puerto de destino más próximo el de Nuadibú, en Mauritania.
Fuentes del Ministerio del Interior expresaron su malestar por que el Luz de Mar, que depende de Fomento, acudiese tan raudo a socorrer al barco. Este rápido rescate ha provocado que el Gobierno español se vea involucrado en una rocambolesca negociación de difícil salida, como ya le sucedió con el pesquero Francisco y Catalina, que auxilió a 51 inmigrantes en Malta, y las autoridades de este país se negaron a acogerlo.
Mientras tanto, 400 personas ven pasar los días hacinadas en una chatarra flotante. Ayer, recibieron, al menos, la visita de los miembros de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, que les trasladaron un segundo envío de ayuda humanitaria con 4.600 kilos de productos de primera necesidad. Al finalizar el reparto, los miembros de estas ONG dieron la voz de alarma ante el estado de salud de los sin papeles, ya que algunos se encuentran enfermos.
Desde el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) mostraron ayer su preocupación por la situación de los inmigrantes y pidieron que «por motivos humanitarios» se les deje desembarcar «lo más pronto posible». El Acnur señaló, en un comunicado enviado desde Ginebra, que «la prioridad es ayudarles y no dejar a esas personas en el mar a la deriva y en condiciones precarias».