El viceministro de Sanidad iraquí fue arrestado ayer por fuerzas de Estados Unidos e Irak, acusado de apoyar a la pujante milicia chií del Ejército del Mahdi. Se trata del primer signo importante de que Bagdad está bajo fuertes medidas de seguridad que pretenden pacificar la capital.
Una «fuerza americana iraquí» irrumpió ayer por la mañana en las oficinas del Ministerio para detener a Hakem al Zameli, forzando las puertas de despachos y salas de reuniones, según afirmó el portavoz del Ministerio de Sanidad. El ministro, Ali al Chammari, denunció las condiciones «incivilizadas» del arresto.
Por su parte, el Ejército estadounidense confirmó en un comunicado la detención del alto funcionario por parte de soldados iraquíes. El viceministro es acusado de «corrupción» y de haber «infiltrado el Ministerio de hombres del Ejército del Mahdi», la milicia del líder radical Muqtada al Sadr. «Los miembros de la milicia apuntaban hacia civiles iraquíes utilizando las dependencias y servicios del Ministerio de Sanidad para planear secuestros y asesinatos sectarios», señaló el Ejército estadounidense en un comunicado. También se le acusa de usar ambulancias para mover armas y de estar «implicado en el asesinato de funcionarios del Ministerio, entre ellos el de su director general para la provincia de Diyala», al noreste de Bagdad.
Fuentes gubernamentales señalaron a Reuters que el arresto se efectuó en las oficinas del Ministerio de forma deliberada, con el fin de enviar el mensaje de que nadie está por encima de la ley.
La corriente afín a Muqtada al Sadr detenta seis portafolios ministeriales, de un total de 37 de los que se compone el Gobierno de Nuri al Maliki. El departamento de Salud era la cartera más destacada que poseen los partidarios del clérigo radical. La detención de Hakim al Zameli acontece en medio de un ambiente de presión creciente sobre la milicia del Mahdi. En los últimos movimientos contra ella, más de 600 de sus hombres han sido detenidos.
«El grupo que actualmente tiene un impacto más negativo en la seguridad de Irak es el Ejército del Mahdi», ha declarado el Pentágono en un informe datado en diciembre de 2006, después de un año de violencias interconfesionales que han provocado más de 17.000 muertos sólo en Bagdad, según fuentes de la ONU.
La interpelación del viceministro de Sanidad del Gobierno mayoritariamente chií instalado en Irak desde la caída de Sadam, se inscribe en el contexto de un amplio plan de seguridad para la capital, que culminará con el despliegue de 85.000 soldados en la ciudad -50.000 iraquíes y 35.000 estadounidenses-. Su comienzo fue anunciado el martes por un comandante del Ejército estadounidense.
El jueves pasado, 70 jefes tribales del bastión chií de Sadr City (un barrio chií al este de Bagdad) se reunieron con un general iraquí, Agdula Jamis al Dafai, comandante de las fuerzas para el este de la ciudad, y con el coronel estadounidense Douglass Heckman, consejero de una división iraquí, para estudiar los medios de asegurar el éxito del nuevo plan de seguridad.
A lo largo de la semana, los puestos de control y las patrullas de las unidades blindadas se irán multiplicando. Particularmente, este incremento será muy patente en los barrios situados en la ribera este del río Tigris, mayoritariamente chiíes.
Los refuerzos militares no impidieron, no obstante, un atentado ni los lanzamientos de obuses y tiroteos de armas automáticas, que ayer continuaron marcando la rutina bagdadí. Diez personas resultaron muertas por la explosión de un coche bomba frente a una mezquita suní, en el este de Bagdad, según fuentes hospitalarias.
En todo el país, el balance de muertos al final del día de ayer fue de 55. Además, se descubrieron los cadáveres de 47 víctimas no identificadas, 20 de ellas en Bagdad. La violencia sectaria parece haberse desplazado al sur de la capital.