Viernes, 9 de febrero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6263.
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Sobre el futuro político de Aznar: algo más que una provocación

En la conferencia que anteayer ofreció Aznar dentro del ciclo Relecturas con los ex presidentes del Gobierno, el que fuera líder del PP reiteró: «Yo me he retirado de la actividad política y voy a seguir retirado». Contestaba así a lo que muchos entendieron que era una provocación del director de EL MUNDO, quien le animó a presentarse el primer día de la próxima legislatura en el despacho de Rajoy «para lo que necesite». No hay tal provocación. Aznar ya cumplió su compromiso de retirada por partida doble al no presentarse a las elecciones 2004 y al pasar el testigo de la dirección popular a Rajoy. Sin embargo, a nadie se le escapa, y mucho menos a él, que el hecho de que no ocupe un cargo oficial o no sea diputado no ha evitado que su figura siga siendo una referencia para muchos ciudadanos, incluso para los que no son votantes del PP. Esa referencia se basa no sólo en su labor al frente del Gobierno, sino también en que desde su actual plataforma, la fundación Faes, Aznar ha seguido pronunciándose sobre el acontecer político de España. Es precisamente su preocupación por ese devenir, y especialmente por el abusivo poder de unos nacionalismos con los que él mismo tuvo que pactar, lo que debería motivarle a regresar -con todas las consecuencias- a la política. No estamos sugiriendo que Aznar deba saltar a última hora al tren electoral. Si quiere ser escrupulosamente fiel a su compromiso, deberá dejar que Rajoy se mida en las urnas con Zapatero sin que medie su presencia. Sin embargo, una vez transcurridas las próximas generales, creemos que debería ponerse a disposición del propio Rajoy, sea para formar parte del Gobierno o para hacer oposición. Si su compromiso de no repetir más de dos mandatos fue un acto de generosidad poco común en nuestra clase política, quizá llege entonces la hora de que vuelva a demostrarla con su regreso.

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