Julio Bocca Ballet Argentino
Obra: Adiós hermano cruel. / Coreografía: Ana María Stekelman. / Música: Lito Vitale. / Escenografía: Tito Egurza. / Vestuario: Renata Schussheim. / Iluminación: José Luis Fiorruccio. / Escenario: Teatro Albéniz de Madrid. / Fecha: 7 de febrero.
Calificación: **
MADRID.- Julio Bocca se despide estos días del público de Madrid, por tanto no pierdan esta última oportunidad de ver al gran bailarín y gran amigo. Bocca está todavía en una forma física estupenda y se entrega apasionadamente en todos y cada uno de sus pasos, liberado del corsé que impone la contención propia de la expresión clásica, y en un contexto trágico que le permite desbocar sin límites su talante teatral.
Cecilia Figaredo es el álter ego del bailarín, tan potente y enérgica como él, comparte la idea de arrojo hasta el límite. Dos volcanes que se quedan, y dejan, sin aliento. La estrella del American Ballet desde los 20 años se ha despedido en otras ciudades, con títulos del gran repertorio, señalando fechas y papeles asociados a los teatros y a su trayectoria; una de las más brillantes de su generación.
Así lo ha hecho en Nueva York, donde se despidió de Manon, o en La Habana, que vio su primera y su última Giselle. Su pena -y la nuestra- es no haber podido decir un adiós clásico también en Madrid. Hubiera sido lo natural. Han pasado 20 años de nuestra primera invitación al prodigio para bailar Tema y Variaciones con Arantxa Argüelles, y casi tantos de anunciarse su firma como primera figura del Ballet Lírico Nacional.
Esa compañía hoy tendría que estar viva para que le despidiera con todos los honores. Pero la historia de nuestro ballet acumula esas y otras graves ocasiones abortadas.
El Ballet Argentino sí que es una realidad que Julio Bocca impulsa con su nombre y su dinero desde hace más de 16 años. Se demuestra en este montaje que le ha traído a Madrid, de gusto particular pero finalmente lleno de compromisos técnicos, en el que lo que destaca más positivamente es la solvencia con la que los intérpretes de este convulso drama medieval resuelven las variaciones, a veces muy contrarias por cierto a la lógica de los personajes.
El estilo de Ana Maria Stekelman -asidua coreógrafa de esta compañía y con obras importantes en el repertorio del tango escénico- es acrobático y obliga a un permanente estado dinámico, en el que al vocabulario propio del ballet se le sobreimprimen gestos expresivos de la danza moderna y movimientos abstractos contemporáneos.
En esta misma cresta catártica, efectista, de la danza, se mueve la música de Lito Vitale, quizá forzados ambos creadores a saltar de su lugar natural creativo, más ligero, al del drama teatral clásico. Y qué drama; el argumento y gran parte del desarrollo se mantienen imantados al de Romeo y Julieta pero con un amor incestuoso, y la venganza del novio ultrajado que no deja con vida ni al apuntador.