CHUAN ORUS
La sueca Anja Paerson obtuvo ayer su segundo oro consecutivo en los Mundiales de esquí alpino que se celebran en Are (Suecia). Con una superioridad digna de lo gran campeona que es se llevó de calle la Supercombinada (SC) femenina. La plata recayó en la americana Julia Mancuso y el bronce en la austriaca Marlies Schild.
Pero la sueca consiguió ayer algo más: entrar en la historia al igualar los siete títulos entre campeonatos del mundo y olimpiadas del mítico Ingemar Stenmark, nacido en Tarnaby, el mismo pueblo en el que vio la luz la Paerson. Ha superado ya el palmarés de otra de las figuras señeras en el esquí femenino, Pernilla Wiberg, y, a sus 25 años, es la máxima aspirante al oro de la prueba de descenso que se celebrará mañana. De conseguir el triunfo, habrá subido a lo más alto del cajón en olimpiadas y campeonatos del mundo en todas las disciplinas de esquí alpino.
Y lo más curioso es que Anja Paerson había realizado hasta ahora una temporada muy mediocre en Copa del Mundo (WC). Una esquiadora como ella que en el comienzo de su carrera se había decantado por las disciplinas técnicas, centró este año sus entrenamientos en la velocidad, en lo que se interpretaba como un deseo de optar por la general de la WC, ante la ausencia de la croata Janica Kostelic, la otra gran protagonista del esquí alpino de los últimos años. Pero los resultados se han hecho esperar. La forma le ha llegado a tiempo de enseñorearse en el campeonato que se celebra en su país, en donde está acaparando toda la atención, y más cuando de los grandes del esquí actual, sólo Benjamín Raich ha apuntado algo por el momento, y de los históricos o están de año sabático -Kostelic- o han entonado el adiós definitivo, como Michaela Dorfmeister, Daron Rhalves o, sobre todo, Kjetil Andre Aamodt, el noruego de las 20 medallas en olimpiadas y campeonatos del mundo.
Emoción. La SC de ayer demostró, asimismo, que la Federación Internacional de Esquí no erró cuando cambió la manera de celebrar esta modalidad. Ahora se corren el descenso y una sola manga de eslalon, y además en el mismo día. A pesar de la superioridad de Paerson, que dejó sentenciada la prueba tras el descenso, la competición no dejó de tener emoción, como había ocurrido el día anterior con la prueba masculina. La austriaca Marlies Schild hizo una remontada espectacular, y pasó de ser décima en el descenso a conseguir el bronce después de un magnífico eslalon, técnico y agresivo. No pudo superar el 1,91 segundo de retraso que acumulaba tras la primera manga, pero le metió a Paerson un segundo y seis centésimas en el eslalon, y presenta sus credenciales para el oro de la modalidad. Carolina Ruiz-Castillo, única española presente, metió cabeza entre las 30 primeras en el descenso, pero optó por no presentarse al eslalon. Le ha servido para conocer la pista. Veremos cómo responde el domingo.
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