CARLOS ALVARO ROLDAN. Corresponsal
BERLIN.-
Cuando apenas quedan 10 días para que se anuncie el plan Power 8 de saneamiento de Airbus, con el que se pretenden reducir en 2.000 millones de euros sus costes anuales, el Gobierno alemán pudo respirar ayer aliviado tras lograr lo que lleva largo tiempo buscando: que la venta de acciones por parte de DaimlerChrysler en el consorcio aeronáutico EADS no rompa el equilibrio de fuerzas con Francia.
El fabricante automovilístico confirmó que ha decidido desprenderse de un tercio de sus títulos, el 7,5% (de un total del 22,5%), con una ganancia de 1.500 millones de euros, que irán a parar a un grupo de inversores privados -en su mayoría alemanes- y públicos. No obstante, DaimlerChrysler seguirá manteniendo sus derechos de voto en las juntas. La decisión era ayer celebrada por los gobiernos de Berlín y París de cara a negociar los recortes que se avecinan.
Airbus, filial de EADS, atraviesa una crisis tras los constantes retrasos -de hasta dos años- en las entregas del A380. Los sindicatos temen que se pierdan hasta 10.000 empleos y advierten del riesgo de deslocalización de algunas fábricas. Para esta operación, DaimlerChrysler agrupará su 22,5% de acciones en una sociedad, y allí el grupo de inversores tendrá una participación.
Entre los privados (el 60% de los títulos) se encuentran pesos pesados germanos como Allianz, Deutsche Bank y Commerzbank, así como dos bancos de EEUU, Goldman Sachs y Morgan Stanley. La novedad es que el Gobierno federal (a através del banco KfW) y varios estados regionales entrarán en el 40% restante.
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