RUBÉN AMON. Corresponsal
PARIS.-
Patricia Russo, presidenta ejecutiva de Lucent-Alcatel, ha vuelto a recordar sus apelativos irreverentes de kamikaze Pat y de guillotinadora. Se los pusieron en Estados Unidos por la soltura con que manejaba el bisturí en los recortes de empleo. Ahora también identifican el sacrificio de los 12.500 puestos que van a suprimirse durante los tres próximos años en el grupo de telecomunicaciones francoamericano.
La cifra es superior incluso a la de 9.000 despidos previstos inicialmente el pasado mes de abril. O sea, cuando los americanos de Lucent y los franceses de Alcatel convinieron un matrimonio estratégico del que se desprendía un volumen de negocio cercano a los 19.000 millones de euros. El acuerdo se hizo en condiciones de optimismo, pero los resultados de los últimos meses han precipitado sensaciones preocupantes. De hecho los beneficios del conglomerado en 2006 (522 millones de euros) palidecen frente a los 1.674 millones de euros que arrojó la suma de ambos en el ejercicio anterior.
«Nuestra impresión es que estos resultados están relacionados con las incertidumbres que haya podido originar la fusión. Por eso mismo también esperamos un reflejo de esas dudas en el primer trimestre. Después, en cambio, irán atenuándose», explicaba ayer Russo. La repercusión de este retroceso en los beneficios compromete a la plantilla de trabajadores. No existen informaciones concretas sobre las zonas geográficas donde va a emplearse el bisturí, pero está claro que el recorte supone un ahorro anual de 600 millones de euros.
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