Mariano Fernández Bermejo «tiene templanza, prestigio, integridad, rigor, capacidad, honestidad; es un demócrata, capaz, respetable, un defensor de las libertades públicas, de la independencia judicial y de la ley; es un hombre de profundas convicciones democráticas y valores, y es honesto e íntegro».
O, al menos, así es como ve la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, al que desde el lunes será el nuevo ministro de Justicia y que llega precedido de una trayectoria cargada de polémicas y enfrentamientos con el PP.
La número dos del Gobierno, que no ha sido ajena a la decisión de Rodríguez Zapatero de nombrar ministro de Justicia al fiscal Fernández Bermejo, explicó que le conoce desde hace más de 25 años y se deshizo en elogios. De esa larga relación de amistad, que incluye una etapa de trabajo en equipo en el Ministerio de Justicia en los años 80, es de donde deduce la vicepresidenta todas esas cualidades que, según ella, le adornan.
A la lista de alabanzas se unió también el todavía ministro y ya candidato del PSOE a la Presidencia de Canarias, Juan Fernando López Aguilar. Para él, Fernández Bermejo es «un jurista de reconocida competencia y convicciones y que tiene el aval de su trayectoria, su formación jurídica, su competencia y su coraje cívico».
Cuando se le preguntó si es cierto que él es un blando, frente a su sucesor, que viene precedido de fama de duro, Juan Fernando López Aguilar rechazó esta clasificación y respondió con una alusión a Zapatero: «Soy ministro de alguien que durante mucho tiempo fue descalificado como supuestamente blando por quienes ahora le temen como a un nublado».
La vicepresidenta y el ministro de Justicia lanzaron la catarata de elogios para hacer frente a lo que llamaron «batería de insultos» y «descarga de descalificaciones preventivas de grueso calibre» de los últimos días contra el fiscal Fernández Bermejo.
Según la vicepresidenta, «es la prueba del nueve de que quien crispa, confronta, y hace ruido, y tiene gusto por ello, es el PP». Y para López Aguilar es una falta de cortesía, «reveladora», que «muestra un mal estilo sin precedentes e indicativa de que algunos piensan que la Justicia sea de su propiedad».
Ambos lamentaron que el PP mantenga bloqueada la renovación del Consejo General del Poder Judicial y explicaron que se trata de una obligación constitucional proceder al nombramiento de los nuevos vocales.
Según el Gobierno, ahora los populares ponen como excusa la llegada de Fernández Bermejo, aunque ya estaban eludiendo desde hace tiempo afrontar esa renovación, para mantener una mayoría favorable en el Consejo y utilizarlo como arma de oposición.